Saturna
Sala Bóveda

17 de diciembre de 2021

Desgraciadamente para mi, jamás había podido asistir a un concierto de Saturna, por diferentes circunstancias que me impidieron gozar de su hard rock, pero eso se acabó, porque el pasado viernes 17 de diciembre las estrellas se alinearon o desaparecieron de mi firmamento y fui uno de los afortunados que abarrotamos la sala Bóveda una semana antes de que la estupidez política y la ignorancia administrativa y judicial adoptara medidas ridículas, grotescas y melindrosas en contra de la cultura, la misma que no nos cansaremos jamás de repetir que es segura.


La última vez que visité la sala estábamos sumergidos en las mismas medidas peripatéticas que habían diseñado los siempre pazguatos politicachos de tres al cuarto que nos ha tocado sufrir y mantener, se trataba de un concierto de Star Mafia Boy, un estupendo recital donde estábamos castigados a sentarnos y sólo quitarnos la mascarilla de los cojones para beber, y me perdonaréis pero así no se vive un concierto como es debido.
Este viernes no, esta noche todo fue un espejismo de libertad contenida, pasaporte en mano para entrar, con código QR anticonstitucional y todo, pasándose su democracia por el forro de los cojones en nombre de una supuesta seguridad global que no existe ni creo que exista ya, pero disfrutando de ese pequeño oasis que es un concierto de rock, y menudo concierto, porque lo que hicieron Saturna esa noche ahí era de otro nivel superior, la tormenta de decibelios, riffs y melodías lisérgicas con las que nos empaparon a los presentes, son de otra galaxia y probablemente se podría decir que es actualmente la banda más solvente e imaginativa de nuestro hard rock.


La excusa era la presentación de Atlantis, tras dos años de no pisar los escenarios de su ciudad y con la mente siempre puesta en el añorado Rocksound. No podría asegurarlo al 100%, porque me abandoné al placer sónico y me olvidé por completo que debía escribir esta crónica, algo que me pasa en contadas ocasiones y lo agradezco enormemente, aunque luego sudé tinta al tratar de plasmar en la pantalla lo sentido y vivido, el caso es que juraría o blasfemaría a partes iguales al testificar que prácticamente sonó todo el álbum y que si no lo hizo fue por muy poco. Los aromas setenteros y psicodélicos se nos presentaban con una cobertura atemporal que los presenta en el plato completamente actualizados y lejos, a años luz de una nostalgia pocha o simplemente triste, que enlazaron con las ansias de pasarlo bien del cada día más respetable público, que sudó hasta el punto de convertir el suelo de Bóveda en una pista de patinaje.


A pocos les importaba el puto virus de los cojones, nadie pensó en el miedo al contagio, ni siquiera los más oficialistas y respetuosos con las normas establecidas y la represión ejercida contra el pensamiento libre, todos y cada uno de los presentes sintieron la necesidad de regocijarse en la música, de complacerse con los caldos espirituales que se servían y expulsar y expatriar el miedo, porque vivir con miedo es como estar muerto y allí, con la música de Saturna todos, absolutamente todos, nos sentimos vivos por una noche.
Finalizaron el concierto con el single que han presentado mientras trabajan en su quinto álbum, Volver al final, con un sonido que rezuma esencias del Al-Ándalus y que en castellano, nos deja un gran sabor de boca y demasiada hambre para contener nuestro canibalismo rock.
Gracias Saturna por esos aires de libertad regalados.
JLBad


Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo