BAD MUSIC RADIO

WOLFMOTHER + WICKED DOG
Sala Razzmatazz.
21/05/2022

Unas consideraciones previas sobre WOLFMOTHER para contextualizar la crónica: Qué lejos quedan los tiempos en los que los australianos irrumpieron en la escena como un elefante en una cacharrería, su primer álbum «Wolfmother» (2006) es para el que escribe uno de los mejores debuts de la historia. Con este disco ingresaron en la primera división del rock, estatus que no han abandonado, apuntaban al rock de estadio, el espacio natural para la música que practican, pero se han estancado en el de salas grandes y la media tabla de los festivales veraniegos.

Eran el cruce perfecto entre LED ZEPPELIN y BLACK SABBATH, tenían juventud, una poderosa imagen e iconografía (esa majestuosa portada del disco debut ), un directo matador como pudimos comprobar en su inolvidable concierto en el Azkena del 06 cuando vinieron de gira con PEARL JAM y una colección de canciones que hacían que el citado disco bien pareciese un greatest hits de una banda con veinte años de carrera. Hasta tu abuela seguro que ha escuchado alguna vez «Woman» o «Joker and the thief».

Desde entonces nada, o muy poca cosa, una ristra de discos en algunos casos rozando la mediocridad de los cuales se extraen algunos singles resultones que han ido engrosando su setlist en directo.

Así las cosas, se presentaban el pasado sábado en la Razz, en la grande, como decimos por aquí. Ambientazo y buena entrada aunque lejos del sold out. El montaje escénico brillaba por su ausencia, ni un mal telón de fondo llevaban, de su último trabajo de estudio «Rock out» (2021) apenas tocaron un par de temas, pero son poseedores de un set, basado en el citado primer disco, que es una apuesta ganadora.

En la previa pudimos asistir al concierto del power trío hardrockero de Terrassa WICKED DOG, los cuales presentaban por fin su disco homónimo de 2020. Rock de alto octanaje, de regusto motero, en la onda AC/DC, THE CULT, ZZ TOP, etc. Dieron un show correcto pese al mal sonido y a no poder contar con su baterista titular, pues se había roto un par de dedos del pie. Aún así le echó dos narices y tocó un tema con la banda. Que se mejore. Un bolo entretenido aunque habrá que catarlos en una sala pequeña en la que su propuesta musical daría más juego.

Tras el pase de los catalanes, muy puntuales a las nueve y media clavadas, salieron al escenario sin muchos rodeos el trío liderado por el cantante y guitarrista Andrew Stockdale y se desató la locura desde la inicial «Dimension». Las cervezas empezaron a volar y se empezaron a montar pogos. Sin casi espacio entre tema y tema fueron empalmando canciones del calibre de «Woman», «White unicorn» y «Apple tree» a un volumen atronador que provocaba una infernal pelota de sonido en la cual no se distinguían apenas los instrumentos. No es de recibo que en una sala tan señera como la Razz suene así una banda internacional, aunque al público, y me incluyo, no pareció importarle mucho. En modo rock n’roll all nite con caras de sábado y ganas de jaleo a juzgar por los continuos pogos, destacando el de «Victorious» en el que se formó una olla en la pista digna de un concierto de ANTHRAX.

Disfrutamos el concierto pero un análisis en frío de lo visto y sobre todo oído lleva necesariamente al tirón de orejas a quien estuviera a cargo del desastre sonoro que tuvimos que sufrir. En la parte de atrás mejoraba algo el asunto pero en líneas generales terrible la sonorización. Aún así la fiesta seguía y la banda enfiló el final del show con la tripleta ganadora «Mind’s eye», «Pyramid» y «Joker and the thief» tras la que se retiraron para regresar a apaciguar los rugidos cerveceros del público con la muy SCORPIONS «Rock out» y terminar sus (pobres) setenta y cinco minutos de concierto con «Love train». Luces encendidas y la agridulce sensación de haber disfrutado con una banda que te gusta mucho pero que podría dar mucho más de sí.

Texto: Nico García
Fotos: Pili Pimpinela