
The Commoners
La Textil, Barcelona
3.11.22
Comenzaba noviembre con colores de rock´n´roll, con la misma tonalidad que finiquitamos octubre, con los dos días del pase del documental «We Love Rocksound» dentro del festival In-Edit y el maravilloso concierto que ofrecieron en La Textil los americanos Jive Mother Mary y que aquí mismo os contamos, se trataba del primer jueves de mes y nos visitaban por primera vez la banda canadiense The Commoners, presentando su segundo disco, «Find Better Way» que se ponía en circulación en tiendas y on line al día siguiente de su actuación en el sótano del centro de Barcelona, por lo que desgraciadamente solo conocíamos los tres singles que nos habían adelantado en las plataformas de streaming, pero que venían avalados por grandes expectativas, la primera el álbum debut, «No Strangers» de 2016, la segunda la promoción de Rocksound BCN/Acaraperro Producciones, que es ya normativa de calidad. No fue suficiente.

Desgraciadamente, la sala alcanzó poco más de las sesenta personas, que es una verdadera pena, pues por lo que vimos después, The Commoners son dignos de llenar pabellones tres veces más grandes, y realizaron uno de los conciertos que figuraran entre los mejores de este año 2022, al menos en la mayoría de las retinas de los pocos que asistimos. Es ahí donde servidor se quita el cráneo ante la perseverancia, insistencia y amor por la música que demuestran las cuatro personas que siguen llevando el espíritu de la «sala más grande de Barcelona» donde haga falta, de ver a los Celeiro Brothers gozando como vikingos a pesar de las cuentas y no poder mover la melena, ahí militando y compartiendo comentarios de lo grande que eran los músicos… que no se agote la mecha, aunque sé que es muy duro seguir quemándola y predicar en el desierto.
La banda, procedente de Toronto, Canadá, lleva diez años de historia, pero atravesados por varias transformaciones que los han hecho reformarse hasta la distribución actual de cuarteto, Chris Medhurst (voz/guitarra), Ben Spiller (bajo), Ross Citrullo (guitarra principal, productor del disco y líder indiscutible) y Adam Cannon (batería), contando en esta gira con la aportación del teclista y amigo de la banda, Miles Evan Branagh, el sonido de aquel lejano primer disco ha cambiado mucho y ahora se trata de un grupo más cohesionado y con las raíces del rock americano.

A nadie se le puede escapar que suenan mucho a The Black Crowes, pero a medida que pasa el concierto te das cuenta de que no es solo eso, que las influencias emergen de Led Zeppelin, The Allman Brothers y a mí me recordaron en algunos fragmentos del bolo a Marcus King, pero es sin duda en nombres con Sam Cooke, Otis Redding y el sello Motown, los que les hierve en la sangre. Dentro del repertorio, en el cual sonó prácticamente todo el segundo álbum, sin tocar ni un tema del primero, cayeron algunas versiones, dos de ellas reconocibles, «Blind Love» de los admirados The Allman Brothers y otra más bailable, «Hold On, I´m Coming» de Sam & Dave, con un sonido muy cercano a los cuervos negros.
El inicio del bolo fue realmente fantástico, «Find a Better Way» y «More Than Mistakes», dos temas que suenan muy Crowes y donde Chris Medhurst berrea, baila y taconea el escenario que parece que esté peleado con el mundo, sin respirar desgranaron los primeros cinco temas sin ni siquiera presentarse, empalmando uno tras otro sin apenas dar tiempo a aplaudir.
Antes de «Deathlines», un tema más soul a medio tiempo, se presentaron, haciendo sus pinitos en castellano el bajista Ben Spiller. Se les notaba que aunque la sala dejaba muchas calvicies incomprensibles, ellos habían llegado a sembrar y por Satanás que lo estaban haciendo, uno de los habituales de todo sarao, a mi costado le decía a otro colega, «podremos decir que estuvimos allí», y es cierto, lo he podido comprobar muchas veces, ver a una banda en su primera visita con cuatro desahuciados más y luego, al cabo de los años, ver a gente pegarse por conseguir una entrada, no tiene precio.

No creo que sea para tanto, pero igual que me ocurrió con Jive Mother Mary, The Commoners son unos de esos grupos que triunfarían en un festival de rock, y no quiero señalar a ninguno, una de esas bandas que descubres y ya no te separas de ellos. A mí me encantaron, con su soul, su blues, su psicodelia y sus largos desarrollos, que llevaron un concierto de trece temas a casi hora y tres cuartos, sin desánimo, sin concesión igual para sesenta personas que para tres mil y eso se agradece.
Por eso, tras el final del bolo, con la excelente interpretación del tema «Hangin´on Again» que en el disco son siete minutos de pasión y que en el sótano lo estiraron, el público no se pudo callar y pedimos como descosidos al menos un rato más de show, un poco más de rock, que se nos dio con el tema «Fill My Cup», impresionante, efectivo y tremendo.
Repito, es seguramente uno de los mejores shows de rock que he disfrutado este año, una banda maravillosa y un lujo tenerla en Barcelona. Estaría dispuesto a hacer una apuesta, The Commoners hacen diez salas en la Península y es probable que esta noche sea la más floja de público. No reprocho nada, desde la retirada de las restricciones estamos viviendo una avalancha de conciertos increíbles, hay días que tres y cuatro se solapan, estamos sumergidos en una crisis tal que incluso los que tenemos trabajo, las pasamos putas para llegar a fin de mes, de acuerdo… pero también hay otra cosa cierta, que el rock en Barcelona, le gusta a cuatro gatos, no hay escena, pasa como con el blues, hay una pequeña tribu y en cuanto fallan dos, se nota el vacío… sin acritud.
Texto y fotos: JLBad


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