JARED JAMES NICHOLS
MONTANA STOMP
Sala Wolf

15/02/2023

MONTANA STOMP
Abrieron con mucha intensidad y con todo un derroche de poderío vocal de su cantante Susana Colt, ejerciendo de absoluta líder. Escoltada por el hábil Oscar a la guitarra, Beto y Josete, bajo y teclados respectivamente, y como no podía ser de otra forma, al fondo Adrián a la batería haciendo bastantes malabares con las baquetas durante todo el concierto, algo que me resultó bastante curioso para el estilo que profesa la banda.


El sonido demasiado alto y saturado para mi gusto. Los temas iniciales, “R& R Wheels”, “BBB”, “12 x 8”, “How” etc. sonaron algo lineales, demasiado exceso al administrar los tonos vocales puede que fuese una de las razones junto con unos teclados que no acababan de proporcionar su cometido. Gustaban, pero faltaba algo para dar ese empaque de feeling tan necesario para su propuesta.
Llegó algo después, probablemente empezara con «Alice» pero lo cierto es que en “Bad Luck River” o “That Song”, los teclados sonaron algo más engranados con el resto, la guitarra de Oscar cobró algo más de protagonismo y todo se puso más en formato banda compacta, encarando un convincente “Mississippi Queen” para acabar con “Mister” si no recuerdo mal, en los que la banda ya fluyó de manera mucho más efectiva y Susana lució administrando mejor su gran registro.
Dejaron buen sabor de boca y el ambiente bien posicionado para recibir al principal. Sin duda, el rodaje de los directos bajo esta formación les dará ese calibre de banda que pudimos ver la segunda mitad del concierto. Una banda a tener en cuenta para disfrutar de enérgico directo de marcadas raíces Sureñas aunque con variadas referencias y guiños a otros estilos.

JARED JAMES NICHOLS

Las visitas de Jared James Nichols siempre despiertan esa expectación de un directo crudo y rudo, desprovisto de todo artificio, visceral, de sangre caliente y raídas botas que secundan el vertiginoso compás de un viaje sin retorno a las entrañas de ese Bluespower que tanto ansía representar.
Y así apareció con su recién horneado trabajo, grabado en vivo y producido por Eddie Spear, “Jared James Nichols” todo un acto reivindicativo con el que demostrar su talento bruto engrasado a base de directos.
Lo primero que me ganó fue verle aparecer asido a Dorothy, una preciosa Les Paul Gold Top del 52, de los primeros modelos en salir. Sabía de su historia, pero dudaba si la llevaría y no solo la sacó, sino que no la abandonó en todo el concierto. Se la regalaron en el 2021, muy maltrecha y con el mástil totalmente roto tras un tornado. Debió ser amor a primera vista porque empleó todos sus esfuerzos en ponerla a punto con un gran trabajo del luthier Joel Wilkins y algunas piezas de la época cedidas por su amigo Joe Bonamassa. Y lo cierto es que ahí estaba, sonando de lujo en el primer tema con el que abrió, la enérgica y pegadiza “Bad Roots”, con excelente tono, bajando al barro cuando él quería y cabalgando hacia un solo limpio y melódico donde Dorothy nos dejó claro que era su chica esa noche.

Casi sin tregua atacó con ”Easy Come Easy Go” con ese fraseo distorsionado inicial que recordaba levemente a Gallagher para luego virar con algo más de músculo hardrockero. Aquí empezamos a comprobar que el amigo venía algo tocado de voz. Sus típicos dejes a lo Winter no sonaban con la contundencia habitual, pero el bajista Diego le dio algo más que el apoyo vocal necesario para solventarlo con un aire muy a lo Hughes. La contundencia de la base rítmica que tejió junto al batería Dennis Holm proporcionó a ese tema un aire clásico pero muy fresco a la vez.


Estábamos en un buen inicio, no le ha pasado para nada factura ese accidente que le supuso algo de metal y unos cuantos tornillos en su brazo derecho, además de una concienzuda rehabilitación. El zurdo, lejos de venir mermado, sigue con esa marca propia forjada por su sonido desnudo casi sin efectos que engrosa tocando sin púa y solo a base de darle músculo a su pulgar. Con gran habilidad hilvanó los pesados y fornidos compases de “Down The Drain” y Diego volvió a salvarle los muebles con la voz. Dororthy vibraba con el wah wah en un tema muy efectivo que caldeó el ambiente. Algo de presentación de la banda para entrar con el tren humeante que es «Hard Wired“. La intro avisaba para que te subieras, mientras la base rítmica lo iba arropando capa a capa para ir dándole la fuerza necesaria hasta llegar a un solo que arrancó de forma clásica pero cogió gran velocidad sin abandonar para nada la vibra cruda y fangosa inicial.


Cambió totalmente de tercio con “Shadow Dancer” (de su Ep del mismo nombre) de pautas más sosegadas e intimistas donde jugó hábilmente con los tonos de Dorothy resultando una gozada tenerla delante. Sin mucha dilación fue a pisar directamente el wah wah para los pegadizos riffs del “Good Time Girl”. Se le veía muy cómodo en el tema, aunque tuviese que rugir estribillos como podía con su maltrecha voz, pero el público estaba ya entregado y los coreaba con él dando la intensidad justa a Dorothy para brillar.

En “Threw me to the Wolves” el tridente se empleó a fondo con esos aires de raíces que van más que perfectos para dar algo de espacio a sus solos que acabaron empalmando con los acordes de «Miss You” de Sus Satánicas Majestades, que evidentemente todos los presentes coreamos con ganas.
En ese momento sonaron los pesados riffs metálicos de “Hallelujah” y hay que decir que era espectacular ver como ese pulgar aporreaba las cuerdas con rabiosa intensidad mientras sus dedos se deslizaban por el mástil, al tiempo que simpático Diego hacía lo propio y en la parte de atrás, el fiel Dennis imprimía el tempo necesario para la carrera sabática que es esa canción.
Y llegamos al tema más personal de su último trabajo, “Out Of Time” que escribió para su recientemente fallecido padre y que lejos de sonar sentimentaloide, fue desde su inicio un alarde de rabia contenida enlazando con pasajes de estribillo para llegar a un solo que sí sonó de profundo y emotivo lamento.
Como traca final, “Nails In My Coffin» para después de una breve retirada, brindarnos un “War Pigs” salvaje en toda regla, demostrando que lleva a Sabbath en vena. No me cansaré de decirlo, un disfrute verlos tocar a dedos esa burrada de tema sin desfallecer ni un minuto, con una intensidad endiablada, en el que el de Wisconsin estaba ya en las últimas de voz carajillera.

Sin duda un animal de directo que, aunque mermado, ofrece lo mejor de sí en concierto. Si podemos reprocharle algo es que no acaba de cuajar con los puristas, reacios a sus escarceos metálicos, su velocidad de vértigo y su impronta salvaje a lo Nugent pero a tenor de lo visto, parece que cuida mucho no cruzar jamás la frontera que lo mantiene con ciertas raíces en su reivindicado Bluespower. Amigos, miren sus manos detenidamente y su técnica les atrapará o como poco les sorprenderá muy gratamente.
Texto: La Vecina del Cuarto
Fotos: Peterpankrock


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