Sintonitza 2023
Dr. Explosion
MCF Chicken
Los Chicos
Radioactivas
Parc d’Europa. Santa Coloma de Gramenet
Sábado 2 de septiembre
Fin de semana, amenazador de lluvias torrenciales, que asustó al personal, tras el temporal de hace quince días, finalmente Barcelona apenas se mojó, llevándose la peor parte Tarragona y el resto de la Península, sobre todo Madrid. No obstante, la alerta que dispensó la Generalitat, retuvo a mucho público en su casa o protegidos de la anunciada borrasca, en garitos con techo y bebidas espirituales. Lástima, porque se perdieron una auténtica fiesta de rock´n´roll, intensa, poderosa y deslumbrante en ocasiones.
La primera banda en pisar el escenario del Parc D’Europa fueron Radioactivas, grupo del que había escuchado hablar, pero que no había visto en directo todavía. Ni que decir tienen que para un servidor, fueron toda una sorpresa, una bocanada de rabia condensada y servida con generosidad al público asistente. Una formación de cinco músicas excelentes, que despilfarran sonido Detroit por los poros.
Sientas su campamento base entre las líneas estilísticas de los Stooges de Iggy Pop, el punk garajero de MC5 y el descaro poderoso de L7, presentando sus dos Ep´s, autoproducidos, hasta la fecha, «La Resistance» y «Pesimea o revienta», más temas nuevos y alguna versión. Temas que conectaban con un público entusiasta, que poco a poco iba acumulándose en su sangre de barrio y reivindicación de identidad. De esta forma, canciones como «Choni Garajera», «La Nuit», «Iguana», «You make me hot» y «Dance with my friends», fluyeron como una apisonadora, demostrando que estábamos ante algo muy serio y que a la postre, personalmente, me pareció lo mejor de la noche.
El colofón en varias píldoras, la colaboración de Morton de Motosierras en el tema «Nene de Barna», todo un himno identitario, exultante de energía y con un estribillo cómplice y contagioso, «Nene de Barna, enséñame que es el rock’n’roll»; más las dos versiones que presentaron: «Looking at you» de MC5, y «Monkey Mongah Blues» de Deadyard.
Una gran sorpresa, que no pienso perderme cuando vuelva a enterarme de una actuación suya.

La cosa estaba que ardía y acababa de comenzar. Los Chicos recogían el testigo calentito, no quemando. Para más inri, les faltaba uno de los gemelos Urchaga, que configuran su dúo de guitarristas, pero eso daba igual, porque Rafa, su vocalista, se echó la banda encima y construyó un prodigioso concierto. Este hombre es puro nervio y un showman a la altura de los grandes. Era la tercera vez que los tenía delante, y he de reconocer que tenía mucha curiosidad por cómo iban a desarrollar su set en un escenario grande, pues las dos veces anteriores eran tablados pequeños, pero hay que joderse, que se les volvió a quedar pequeño. Mientras que la banda desarrollaba sus disertaciones musicales, Rafa iba con su propia cruzada, conquistando terreno para ensanchar el escenario, a lo ancho, saltando al público como un poseso, y a lo alto, subiendo por la torre izquierda del puente del escenario… ¡pa’berse matao!
Un concierto extraordinario, divertido, agitador, demoledor, donde saltaba, se tiraba al suelo, se sentaba, gastaba bromas y seguía corriendo como si el cansancio no fuera con él, lo dicho, un portento. Contaron con la colaboración, muy efectiva y llamativa, del saxofonista de MC Chiken Spencer Evoy.
Están preparando nuevo álbum, que si no me equivoco, será el séptimo. Los Chicos, una banda que no la merecemos, más apreciada fuera de nuestras fronteras que en casa, pero ya se sabe lo del profeta de los cojones.

MC Chiken salieron en tercer lugar, para seguir levantando una noche espectacular, a base de rock’n’roll británico, con altas dosis de garage y rhythm & blues. Muy atractivos, dinámicamente y visualmente, aspectos que dominan a la perfección, con un repertorio muy animado y que puede bailar, encontrando cómplices en el respetable, donde podíamos encontrar una nutrida representación de fans de los años 50. Sin embargo, y quizás afincado en el cansancio, no llegue a conectar con la banda, o dicho de otra manera, me impactaron la primera media hora y me desinfle la segunda. Es posible que no sea corredor de maratón y me pillaran con el biorritmo bajo, porque el público se lo pasaba la mar de bien, sobre todo cuando Spencer se lanzaba al foso a soplar su instrumento, ya ni cuento cuando se bajó toda la banda haciendo «un booty hunters» en toda regla, y escalando el guitarrista a los hombros de un aficionado para hacer su solo de guitarra.
Una buena actuación y queda pendiente, en otra ocasión, disfrutarlos con las pilas puestas.

Si mi memoria no me deja colgado y se marcha con otro, creo que era la quinta vez que disfrutaba de los asturianos, con los que tengo en común que vamos dando tumbos en este círculo del rock’n’roll. Dr. Explosion nunca fallan, son fiables o no lo son, porque nunca sabes lo que van a hacer, pero ten en cuenta que son gamberros, garajeros, locos, impresentables, granujas y muy, pero que muy divertidos.
Esa noche no querían dejar las cosas a medias y salieron a degüello, con un set impresionante donde mezclaban sus nuevos himnos como «Sucio Roberto», con clásicos de antaño, «Drácula Ye-Ye». No podían faltar sus surrealistas versiones, léase «La Chatunga» de Luis Aguilé o «Soy un truhan, soy un señor» de Julito Iglesias.
Jorge ofreció la mejor versión de él mismo, como si hubiera hecho el pacto con el Diablo en el crossroad, porque de cruces y laberintos saben mucho, son como el Güadiana del garage nacional, pero en esta ocasión, cuando emergen de la tierra, lo hacen con un caudal grandioso llamado «Superioridad Moral», grandioso álbum, tras once años en dique seco.
Para no romper las normas de la noche, Jorge también se lanzó al público, que además del ejercicio de bailar, tuvo que cargar con casi todo el plantel de músicos. Un broche final estupendo, para una gran noche de rock´n´roll… sí, ya sé que luego tocaba otro grupo, pero es que a mí me pareció que sobraba y no encajaba, pero quién soy yo para opinar eso, además, con la edad que cargo no tengo tiempo para perder en pedagogía.
Enhorabuena a la organización, por brindarnos un festival tan enorme y de forma gratuita. Toda una apuesta. El año que viene más, pero no mejor, porque es imposible.
Texto y fotos: JLBad


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