IIª Bilbao Blues Festival
El Arenal
, Bilbao
28, 29 y 30 de agosto de 2023

Segunda edición del Bilbao Blues Festival, que en tan solo dos años, ha conseguido un prestigio y popularidad increíble. Posiblemente, los factores que influyen en su rápido éxito, es el background que arrastra del mítico Hondarribia Blues Festival, ya que la organización y cabeza pensante es la misma, Carlos Malles. Pero no cabe duda que la apuesta es mayor, más poderosa y a todas luces más inteligente, por lo que le auguramos un futuro espléndido.
Esa apuesta se traduce en una búsqueda de la calidad, por encima de la popularidad, demostrado con creces en esta edición, donde no se ubicaba en el cártel ninguna figura estratosférica, o por el contrario, nombres populares ajenos al género, y eso que resulta uno de los festivales con un abanico sonoro más abierto. La recompensa, ver como el arenal se quedaba pequeño, abarrotado de aficionados y de gente que se acercaba curiosa al evento y se quedaba enganchada a una música, que habitualmente consideran aburrida y que voilà, es divertida, de gran calidad y bailable.
Dicho esto, nos disponemos a hacer la crónica del festival, con dos meses de retraso, primero por ubicarse en la frontera de las vacaciones de verano, tiempo de desconexión y relax, más tarde por la inercia de comenzar una nueva temporada de Bad Music. Pero la publicación de las fechas de la tercera edición, del 26 al 28 de junio de 2024, nos obligó a rescatar nuestros apuntes de móvil y configurar el siguiente relato. Advertimos, no obstante, que la vida nocturna de Bilbao es muy dura, más para quien aterriza de una ciudad muerta como Barcelona, donde una vez que los guiris se han escondido borrachos perdidos, en las pocilgas de los pisos turísticos, el ayuntamiento cierra cal y canto la urbe, hasta el día siguiente, donde los escaparates inundan las calles y extorsionan a sus habitantes originales.
Acostumbrados al tedio barcelonés, nos embriagamos del casco antiguo y sus gentes y garitos, hasta altas horas y, por lo tanto, no pudimos disfrutar del cien por cien de las actuaciones. Así que esto es lo que vimos y disfrutamos.

The Big Flyers
Los antiguos Reverendos, vistos en Hondarribia, tuvieron la gran responsabilidad de abrir el viernes, el festival en el escenario grande de El Arenal, aunque apuntaremos que el certamen había comenzado el jueves, en el Auditorio Museo Guggenheim, con el concierto-charla «Blues & Roots» de Silvia Marsó y Del Toro Blues Band, para esa misma mañana, repetir escenario con un concierto pedagógico.
El calor asfixiante de El Arenal, no impidió que The Big Flyers, desplegaran sus sonidos New Orleans y ensimismaran al respetable, que no dejaba ver el cemento del espacio. Una actuación notable, cargada de mezcolanza sonora y sudor.

Vasti Jackson & The Mississippi Trinity
Con la retirada del Lorenzo amenazante, aparecía en escena Vasti Jackson, ataviado con una indumentaria, más playera de Benidorm, que otras cosas, pero con la mochila del conocimiento, preparado para darle a la gente, lo que sabe que quieren y que él sabe hacer muy bien. Es por eso que desde el principio se metió al respetable en el bolsillo, desplegando un repertorio basado, casi en su totalidad, en el directo de Nashville, «Bourbon Street Blues» de 2007. Supo enredar, en todo momento, a la audiencia, con largos juegos vocales, tocando entre el público y dejándose querer.
Su forma de tocar la guitarra es efectiva, no deja que la excitación decaiga y cuando podría ser así, estira los temas con participación del público, consiguiendo que sean cómplices del show. Así, disfrutamos de versiones dilatadas de clásicos como «Hoochie Coochie Men», «Rock Me Baby» o «Red House» y homenajes a Prince con «Purple Rain», a Bob Marley con «Stir It Up / No Woman No Cry» o Hendrix con «Hey Joe». Concierto vertiginoso y muy divertido.

Anthony Paule Soul Orchestra feat. Terrie Odabi & Theo Huff
La última aparición de la noche nos invitaba a un viaje espiritual, con Anthony Paul y su orquesta, enfundados en camisas de color lila, transformaron el escenario de El Arenal en una Iglesia del profundo sur, del Bible Belt de los Estados Unidos. Se extrañó la figura de Wee Willie Walker, vocalista habitual de la orquesta y que falleció el 19 de noviembre de 2019, cuando estaba realizando nuevas grabaciones, que quedaron en el cajón.
En esta ocasión, Anthony Paul, estupendo guitarrista de soul, como demostró en la ejecución de «You’re Gonna Make Me Cry», se decantó por dos voces de gran calado. Terrie Odabi, arropada por una gran túnica, recordaba en ocasiones a Aretha Franklin como acto seguido a Etta James. Sus interpretaciones fueron maravillosas, tomando de ejemplo la unión de dos espirituales «Something Got A Hold / You’re Gonna Make Me Cry», que nos puso el bello de punta.


La segunda voz, diferente, pertenecía a Theo Huff, menos versátil, pero con una voz más poderosa y rugosa, lo que le permitía jugar entre los registros de James Brown, Wilson Pickett y Otis Redding, del que cantó una versión perfecta de «Try A Little Tenderness». En definitiva, fue un buen colofón del primer día. Ahora a hacer zuritos por el casco viejo.

Shakura S’Aida
El segundo día, pagamos el peaje de la noche anterior y desgraciadamente, nos perdimos las actuaciones de Indigo Blues y Tia Carroll, a la que pudimos ver y disfrutar el año pasado en el Ciclo Blues & Boogie, mientras que en la edición de este año, veremos encima del escenario a Indigo Blues.
Así que nuestro primer bolo fue el de Shakura S’Aida, polifacética cantante y actriz afincada en Toronto, pero nacida en Brooklin y con una estupenda carrera en Europa, gracias a Ruf Records.


Su enérgica voz está ponderada por su majestuosidad encima del escenario, de la escuela Tina Turner, y a pesar de su corta discografía en solitario, se esmeró en recorrer los temas más conocidos de la misma, como el comercial «Hold on to Love», del disco del mismo nombre de 2022, «Devil Only Knows My Firts Name» del álbum Time de 2012, «Walk Out That Door» de Brown Sugar de 2010, o el emotivo «Getting Along Alright» del primitivo Blueprint de 2008.
Descaro en las interpretaciones, al mismo tiempo que emotividad en otras, como el góspel «Clap Yo Hands and Moan», que puso el cierre a su memorable actuación. Destacar la estelar versión de «Heart Of Gold» del maestro Neil Young. Un concierto que se recordará durante años.


Rick Estrin and The Nightcats
Rick Estrin era el homenajeado en esta ocasión, con la entrega de la Txapela del festival, tradición importada, acertadamente, del Hondarribia Blues Festival, que le fue entregada por un reconocido, por otros, no por mí, presentador de televisión.
Con Estrin tengo una dualidad de opiniones; primero de todo, porque me recuerda a Guy Smiley de Sesame Street, aquí Pepe El Sonrisas de Barrio Sésamo, y claro, eso no es serio. Por otro lado, me parece un gran armonicista, pero un pésimo cantante, aunque cantar, lo que se dice cantar…
Por otra parte, y para ser justos, su actuación enganchó al público presente y consiguió lo que se pretendía, seguir con la calidad del espectáculo. Su forma de actuar a medio camino del crooner veterano y el narrador musical, estaba resaltada por la estupenda banda, el monstruoso batería, que fue todo un show durante el concierto, hasta el punto de tener sus momentos de protagonismo cantando con el público y tocando con las baquetas, allí donde se le antojaba, mientras que el jefe descansaba el body. Su manera de tocar la armónica, fantástica, obliga a perdonársele todo, al mismo tiempo que su simpatía y buen humor.

The Original Blues Brothers Band
Llegó la hora de la leyenda y aunque, muchos podrían decir que sin el dúo de cómicos delante no son lo mismo, cierto, nada más hace falta echar un vistazo a la formación para darse cuenta de que es una maquinaria casi perfecta de música negra.
The Original Blues Brothers Band son: Steve “The Coronel” Cropper y John “Smokin’ John” Tropea, como guitarristas; Eric “The Red” Udel al bajo; Lee “Funkytime” Finkelstein con la batería; Leon “The Lion” Pendarvis encargado del órgano; Rusty “Cloudmeister” Cloud al piano; más los vientos de Steve “Catfish” Howard con trompeta, Larry “Trombonious” Farrell trombón y Lou “Blue Lou” Marini al saxofón; con Bobby “Sweet Soul” Harden y Tommy “Pipes” McDonnell de vocalistas y este último de armónica. ¿Qué? Discutimos la valía de la banda y nos centramos en la melancolía de talibanes del entuerto. Señores, esto es blues y aquí uno sigue tocando hasta que se muere en el escenario, déjense de cuentos.
Naturalmente, sabíamos que Crooper no giraba con la banda y era de cajón, que la mejor guitarra para ocupar su puesto era la de Paco Simón, por la afinidad musical y profesional con Marini, con quien ha compartido escenario en numerosas ocasiones y porque es un enorme músico.
La lluvia hizo acto de aparición antes del concierto y de forma generosa, lo que puso en riesgo la final de la noche, pero ni el público se marchó, ni la organización estaba por la labor, así que con cierto retraso, comenzó la fiesta, pero fiesta en toda regla. Un repaso generalizado por la banda sonora del mítico film, más del único disco publicado hasta la fecha bajo el nuevo apelativo, «The Last Shade Of Blue Before Black».
Una actuación fantástica, que nos hizo bailar hasta la extenuación, sin importarnos la lluvia que volvió a caer en el último tramo del concierto y que sólo sirvió para hacer más mágica la noche. Cómo se puede estar uno quieto con temas como «Messin’ with the Kid», «Soul Man», «Sweet Home Chicago», «I Got My Mojo Working», «Gimme Some Lovin’» o el final con lluvia casi torrencial de «Everybody Needs Somebody to Love», resulta imposible parar y así terminamos, chorreando y agotados.
Momento memorable cuando Marini salío con una camiseta del Atletic de Bilbao, como homenaje a Unax, hijo del bajista Eneko Canibano de Travelin’ Brothers, que falleció el año pasado durante el festival.
Un final del segundo día, que para mí fue perfecto, incluso por la lluvia.

The Cinelli Brothers
Volvimos a llegar tarde y, por lo tanto, nos perdimos a Koko Jean & The Tonics, pero estábamos en primera fila del Kiosco del Arenal, para disfrutar una vez más de The Cinelli Brothers, personalmente, una de las mayores sorpresas de los últimos años, desde que tuve la enorme suerte de trabajar con ellos en el Benicassim Blues Festival (¡Gracias Maquel Amat!). Todavía me sorprende que estuvieran en el Kiosko y no en el escenario grande, pero esta banda debe crecer todavía mucho y el próximo jueves 5 de octubre, nos volveremos a reencontrar en la XXXIIª edición del Festival de Blues de Cerdanyola.
Su concierto fue de lo mejor del festival y así lo atestigua la gigantesca ovación que recibieron el público, que no tuvo parangón con ninguna otra banda y que sabiendo que se agotó su tiempo, la gente no paró de pedir más durante algo más de cinco minutos.
El blues eléctrico que desarrollan, sin complejos, te hace revitalizar el espíritu y el cuerpo. A su repertorio, plagado de hits, como «Spell On Me», «Deep Down Devil», «Last Cigarette», «Make Your Mine» o «Mama Don´t Like You», hay que añadir versiones del gran Rory Gallagher y los no menos míticos Lynyrd Skynyrd. La mejor actuación del festival.

Ghalia Volt
Con nuestro cuerpo sumergido en la más triste de las miserias, nos encaminamos al Arenal para presenciar la actuación de la belga Ghalia Volt, de la que esperamos mucho, pero que no llegamos a conectar del todo con su show. Es cierto que me esperaba mucho más cigar box y dirty blues y me encontré con una guitarrista poco generosa con el instrumento y mucho más comunicativa con el público. De hecho, estuvo a punto de jugarse el tipo, escalando a la torre de sonido, con unos tacones infernales, para cantar desde allí a todo el que se perdía la mitad del escenario por el susodicho torreón.
Buen comienzo del domingo por la tarde y último día del festival, pero sin emocionar.

Bette Smith
Sorprendente disfraz de Wonder Woman que se enfundó la americana, para desarrollar una gran actuación, aunque demasiado histriónica, perfecta para un día de resaca y despedida. Smith tiene una voz sobresaliente y una desenvoltura en el escenario que se gana la simpatía del público enseguida. Quizás la teatralización del espectáculo, tuvo momentos grotescos, como los llantos fingidos de «Don’t Skip Out on Me», pero la solidez de su set list es apabullante: el cartucho efectivo de «Everybody Needs Love» de The Band, los homenajes sinceros de «Brown Sugar» y «The Happy Song (Dum-Dum)» de los Stones y Otis Redding respectivamente, o el melodramático tributo a Tina Turner, «Nutbush City Limits», son avales suficientes para cualquier hipoteca musical que se precie.
Quizás no conecté con ella como el resto de la parroquia y quién soy yo para discutirle a miles de personas.

Los Mambo Jambo Arkestra
Broche de oro al festival, Los Mambo Jambo y su familia numerosa, la Arkestra. Saxos alocados, contrabajos que parecen de peso pluma, y se levantan, giran y se manejan cual violín de juguete. Alegría y desenfreno musical, que se ofrecía en medio de las despedidas de quien no hacía noche en Bilbao, de las últimas cervezas, casi calientes, de las agujetas y del buen rollo de tres días maravillosos. Mientras sonaba «El Hombre y la tierra», versión de la sintonía del programa televisivo de Rodriguez de la Fuente, y en medio de un «Fuego cruzado», despedimos la segunda edición del Bilbao Blues Festival, deseando volver el año que viene, del 26 al 28 de julio. ¡Enhorabuena, Carlos, fue un gran momento para resucitar!
Texto: JLBad
Fotos y videos: Cecilia Blues


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