THE ROLLING STONES
«Hackey Diamonds»
Geffen/Polydor Records

20 de octubre de 2023

Puntuación: 3 de 5.


Pues ya tenemos el nuevo y cacareado disco de los Stones. El mejor disco desde «Tattoo You», según algunos proviceros del reino, que en el fondo han hecho un «nostradamus» en toda regla. Porque si bien, sus Satánicas Majestades, dejaron hace tiempo de ser satánicas, aunque majestades sí, porque todo lo que tocan lo convierten en oro, este «Hackey Diamonds» es mucho ruido y la verdad, muy pocas nueces. Si se me permite una opinión muy personal, desde «Tattoo You» del 81, la banda no ha sacado nada cien por cien redondo, pero desde luego «Steel Wheels» del 89 era un disco de los Stones, con sus guitarras presentes, con los riff de Keith y los punteos de Ronnie, con la batería omnipresente de Charlie y un Mick que arrasaba como un huracán. Ahora no hay casi nada de eso, bueno sí, Mick, Mick y Mick, pero descafeinado y con las cuerdas vocales más puestas en la calculadora que en el micrófono.
Podemos encontrar piezas que nos alegren el día, pero de ahí a decir que dentro de unos años, recordaremos «Angry» como un clásico de la banda —juro que lo he leído—, es una insensatez directamente proporcional a los favores que le debes a la compañía de discos, en el mejor de los casos. Es un tema alegre, que entra bien, pero de clásico nada, es fácilmente olvidable, o me lo dices en unos años… ¿Qué no podrás? Pues claro, te habrás olvidado.
El disco es una reverencia constante a Mick Jagger, tanto que en ocasiones debes mirar la carpeta, comprobando que es un disco de banda y no de solista. Sin embargo, como sucedió en el soporífero «Bigger Band», está más preocupado en gritar que en cantar, lástima. Keith Richards y Ron Wood están, pero la verdad es que, desconozco si es por la sobrevalorada producción de Andrew Watt (Pearl Jam, Iggy Pop, Elton John), están de compromiso, sin rabia, sin conseguir cortar el ambiente.
No obstante, son los Stones y merecen un respeto, aunque no me vale lo de «Con su edad otros quisieran», porque nada más hay que echarle un vistazo al blues, para darse cuenta de que la edad física no importa, es la mental.
Por eso, quizás los momentos más especiales de álbum están en «Tell Me Straight», con la voz sepultada de Keith; en una de las canciones que aparece la batería de Charlie y se nota, «Live By The Sword», contando con el bajo de Bill Wyman y el piano de Elton John; «Bite My Head Off» con Paul McCartney, pero que, sin embargo, las guitarras no vuelan, están encadenadas al suelo. Por otro lado, «Sweet Sound Of Heaven» es un gran tema y Lady Gaga es una gran vocalista, pero aquí sobreactúa y de qué manera. Menos mal que el final del disco queda para los clásicos, «Rolling Stones Blues» de Muddy Watters, crudo, valiente, sin la mano que mece la cuna –Andrew Watt-, una delicia. Porque si de una cosa estoy seguro, es de que lo peor del disco es la producción, la batería machacona y la portada.
JLBad
P.D: ¡Se abre la lapidación!


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