ISRAEL NASH + MARC ROCKENBERG
Sala Upload
. Barcelona 
25/02/2024

Última parada de una extensa gira por Europa, especialmente intensa en este mes que acaba, en el que el cantautor estadounidense, acompañado de su banda, ha ofrecido, solo en febrero, nada más y nada menos que veintiún conciertos en veinticinco días, ahí es nada. Pero antes de entrar en materia, unas líneas dedicadas a MARC ROCKENBERG, que bien las merece.

   A las ocho de la tarde, ante una escasa audiencia, que fue aumentando a medida que transcurría su actuación, hizo acto de presencia MR, esta vez sin su banda THE ELEPHANT EARS, aunque figuraban en el cartel. Sentado y únicamente armado con su guitarra y su harmónica, disfrutó (y nos hizo disfrutar) de media hora larga en la que ofreció interpretaciones desnudas de canciones tanto de su más reciente álbum: «Down the line» o «Million times», como de sus anteriores trabajos, caso de «So bad», «I don’t wanna be alone», «Looking all around» o «How can I», además de presentar una nueva composición de título «Been around». Tiempo más que bien aprovechado, el de un Marc al que se le vio tranquilo, sereno y confiado. A buen seguro que para una parte de la audiencia era el primer contacto con su música y apuesto a que enganchó a una parte de ella. Las versiones acústicas dan cuenta de la calidad de sus composiciones y el añadido de la harmónica les da un sabor muy especial. No se lo pierdan si tienen ocasión, ya sea en solitario o con banda, está en muy buena forma.

   Mucha expectación por ver a ISRAEL NASH, hacía siglos que no giraba por las salas de nuestro país y el público de Barcelona respondió llenando el local del Poble Espanyol. Soy bastante malo contando multitudes, pero alguien me comentó que nos juntamos más de trescientas personas en Upload, lo que no está nada mal. Muy bien dispuesto el escenario para la actuación con el precioso logo del águila que suele utilizar detrás y una misteriosa canasta en un lateral, además de dos pelotas de basket encima de los amplis. Y digo misteriosa porque nadie hizo uso de ella, ni Israel hizo ningún comentario al respecto. Si alguien conoce el motivo de la presencia en escena de una canasta y dos pelotas, por favor que se ponga en contacto con Bad Music, pues vivo con la duda desde entonces.
   Puntuales a las nueve de la noche la banda fue tomando posiciones en el escenario, la música empezó a sonar y entonces apareció nuestro protagonista al ritmo de «Can’t stop», uno de los muchos temazos que contiene «Ozarker» (2023), álbum que venía a presentar y uno de los mejores discos internacionales del pasado año para el que escribe. Primera sensación buena, Israel cantaba fantástico, sonaba todo muy bien y la banda impecable. Pintaba bolazo. Desafortunadamente, el clímax se rompía cuando tras acabar un tema se enfrascaba en unos tediosos discursos que no conducían a nada, plagados de misticismo hippie, que si las montañas, que si el universo, que si la energía, ese rollo. Una lástima, pues luego cuando iban a por faena, como se dice por aquí, nos veníamos arriba con excelentes interpretaciones de joyas como «Roman candle», «Shadowland» o «Pieces», para luego bajarnos el calentón, con las turras que nos pegaba. Hasta tres largos speech de varios minutos nos colocó durante el set, más uno absolutamente surrealista en el que nos explicó la historia de su apellido (!).

En lo meramente musical todo perfecto, destacando una tremenda «Lost in America», la cual empezó él solo en escena y en la que la banda se fue añadiendo mientras subía de intensidad el tema. El momento de la noche. Y sí, tocaban muy bien y las canciones eran maravillosas, pero esa banda no estaba en el escenario, estaba en la oficina, cumpliendo pero sin poner el alma en ello. Y en cuanto a Israel, pues, lo dicho, es un artista muy interesante, gran compositor, pero le falta ese punto de carisma, esa aura que tienen los grandes que hace que te quedes embobado hasta cuando hablan entre tema y tema. Al final, una hora y cuarenta minutos de un concierto correcto, pero lejos de la excelencia de su trabajo en estudio y en el que, si se hubiera ahorrado los discursos místicos, hubiera podido meter dos o tres temas más. Así que de momento nos quedamos con la versión en disco de ISRAEL NASH, y mira que le teníamos ganas e íbamos predispuest@s. 
Texto: Nico García
Fotos: Pili Pimpinela


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