BAD MUSIC RADIO

Marc Ribot Trío
La Nova Jazz Cava, Terrassa
15/03/24

El Festival de Jazz de Terrassa es siempre una gran celebración. Cada año programan alguna figura del Jazz mundial. Esta vez se presentaba Marc Ribot, el gran guitarrista de New Jersey, en formato Trío. Entrar en la Nova Jazz Cava es una experiencia única. La belleza y disposición del local, la visibilidad, la facilidad de acceso o poder picar algo desde la barra sin perderte nada del espectáculo, es lo más.
Hubo lleno y la gente esperaba con emoción que comenzara el show. Observé en las primeras filas, entendidos que sabían a lo que venían. Y además esperaban con gran expectación el comienzo. Y así presentados uno a uno entraron a escena: los grandes Chad Taylor a la batería, Nick Dunston al contrabajo y finalmente Marc Ribot. Si queréis saber quienes son estos dos gigantes que acompañan a Ribot, podéis revisar sus imponentes currículums.

Así pues, arranca un concierto que, según los organizadores, trata de, un músico inquieto con un estilo ecléctico que fusiona elementos del jazz, el rock, el blues con otros géneros y además, considerado por Rolling Stone, guitarrista de referencia de, entre otros, Tom Waits o T Bone Burnett.  Es decir, un músico inclasificable. Y la verdad es que para mí fue uno de los conciertos más sorprendentes a los que he asistido. Sorprendido por la fuerza de la propuesta, la calidad de los músicos y la intención de las composiciones. Tenía la sensación de asistir a una obra de arte en vivo. La elegancia, el virtuosismo en cada nota, los cambios de ritmo, la velocidad de los dedos del contrabajista, las armonías imposibles buscadas todo el tiempo por Marc Ribot. Arte callejero por la actitud Punk del artista.

Una cuidada puesta en escena donde Marc se muestra como un músico loco. Pedazos de papel que pretendían ser partituras arrugadas y que caían del atril como migas de pan. Momento memorable ver al guitarrista cambiar una cuerda rota mientras la banda improvisaba una jam. Una gran pedalera de efectos de guitarra a sus pies. Los míticos fuzz analógicos, trémolos, previos y efectos digitales. Es decir, la pedaleará de un grupo heavy. Todo un mago de los sonidos. Esa combinación de guitarra de jazz clásica con sonidos distorsionados, phasers, configuran un carrusel de emociones que te llevan de lo más nostálgico a lo más furibundo. Un setlist abstracto que permite pocas concesiones a un concierto convencional. Dividido en dos partes por la exigencia física del repertorio, el concierto acabó con dos bises de lujo que aplaudimos a rabiar. En definitiva, una noche memorable, como digo, una obra de arte técnicamente perfecta. Una experiencia que recomiendo a cualquiera que sepa apreciar lo bueno.
Texto y fotos: Xavi Malacara