SUE FOLEY
«One Guitar Woman. A Tribute To The Female Pioneers Of Guitar»
Stony Plain Records
. 29.03.2024

Puntuación: 4 de 5.

Ya conocimos a Sue Foley en el programa, precisamente, cuando en 2018 programamos un especial de jóvenes mujeres del blues. De ella escuchamos el álbum «The Ice Queen», y desde aquel verano del 18, venimos escuchando todas sus publicaciones, sin ningún desengaño y muchas alegrías. Ahora, riza el rizo, con doble tirabuzón, salto mortal y cae de pie, con los brazos en alto y sin mover una pestaña en el salto.

Se presenta sola ante el disco, abandona su Fender Telecaster de color rosa, que le ha acompañado en todos los discos y se agencia una guitarra flamenca, sí, como lo leéis, una guitarra creada por el gran maestro luthier de guitarra flamenca, Salvador Castillo. El mexicano, crea unas guitarras de una sonoridad especial, sorprendiendo a Foley con la dureza de su sonido y lo fuerte que notaba, las vibraciones en el pecho y los dedos.
«One Guitar Woman», su décimo séptimo álbum de estudio, está dedicado a las mujeres pioneras en el mundo de la guitarra, todas ellas de principios del siglo XX, por lo que la Reina de Hielo, como se conoce a Foley, hace versiones de Elizabeth Cotten, Maybelle Carter, Memphis Minnie y Sister Rosetta Tharpe, entre otras.
Todo el álbum es destacable, incluso algunas incursiones en el terreno clásico. Puesto a valorar en su justa medida, el tema «In My Girlish Days», un blues escrito por Ernest Lawler, para su mujer Memphis Minnie, y que ésta, grabó en 1935 en un single de 78 rpm, es una pequeña maravilla y eso que Foley no añade absolutamente nada, es una fiel reproducción del original.
«Lonesome Homesick Blues», contrario a lo que su nombre indica, es una pieza country, original de Maybelle Carter, para muchos la mujer más influyente en la música country.
«Mal Hombre» es otro diamante en bruto, compuesto y grabado por la tejana Lydia Mendoza en 1928, que deja paso al primer músico que explotó lo del pacto con el Diablo, Paganini. Por no extenderme más de la cuenta, solo destacaré la segunda de las dos canciones de Elizabeth Cotten, «Freight Train», tema que escuchaba de pequeño en una cinta de cassette, que no tenía escrito nada y que me sabía de memoria, desconociendo de quién era aquella maravillosa voz.
Termina el disco con una excentricidad permitida, sobre todo por el contexto, «Malageña», intrumental popularizado por la guitarrista cubana Charo, en la década de los 70.
La Reina de Hielo, en este disco, te derretirá los cubitos.
Texto: JLBad


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