DANKO JONES
LOS PEPES
Salamandra
, L’Hospitalet
17.10.24

Iba a ser mi segunda vez con el calvo canadiense, hombre combativo, tanto en su música como en sus otras facetas, una de ellas conductor de su propio programa de radio, que parece haber pasado a la historia. Hace unos años, cuando mantuvimos una larga conversación con él, tras la edición de su álbum We Sweat Blood Bad Taste Records, 2003-, nos dejaba claro que el rock’n’roll no puede cambiar el mundo, pero que los músicos pueden influir en concienciar para que se produzca un cambio colectivo. Al parecer, sigue sus propias enseñanzas y veintiún años más tarde, sigue predicando con el ejemplo. Música combativa para mentes despiertas.


Abrió la noche el cuarteto londinense Los Pepes, que con tan curioso nombre, recordando a Ramones, siguen las influencias de bandas marcadas a fuego en el 77, Testors, Johnny Thunders, Zeros o The Boys. Su música deambula con un power pop acelerado y actitud garage, siendo conocidos como los Motörhead del power pop, palabras mayores y quizás demasiado optimistas.
Su energía contagió enseguida con el público que mostraba algo más de medio aforo, y con el que iba llegando retrasado al concierto. Sus temas se centraron en el disco Here Comes Los Pepes EverybodyWanda Records, 2024—, destacando proyectiles en formato himno juvenil, a pesar de tenerlos ya pelados, «All I Can Do», «Guilty Pleasures» o «Mothern Life». Cerca de cuarenta minutos de acné musical acelerado, que posiblemente, se me hizo monótono porque no supe congeniar con su propuesta, a la que sí considero energética y al parecer atractiva para las primeras filas.


Tras un lapsus de tiempo, preparando el backline, aparece el trío formado por John «JC» Calabrese al bajo, Rich Knox tras la batería, y Danko Jones como líder, vocalista y guitarra. Uno se pregunta que manual mágico posee este grupo, que nada más aparecer y sin mover una cuerda del instrumento, la jauría humana se desgañita gritando. Quizás es el transmitir sinceridad como arma arrojadiza, buenas canciones, sencillas y directas, e imprimirles esa nota de belicosidad que, en pequeñas dosis, es muy aceptada por el respetable, aunque una vez salen a la calle, se borra del hipotálamo.

No cabe duda que comenzar con el dardo venenoso de «Guess Who’s Back», de su último álbum Electric Sounds, es presentar batalla desde el principio, avanzar sin dejar prisioneros atrás, arrasando con el entusiasmo y las ganas de divertirse del personal.

Para celebrar el énfasis de la fogosidad colectiva, es primordial la labor del fiuel escudero «JC» Calabrese, que se desgasta a jirones en el concierto, arengando a todo bicho viviente de la sala, con una fuerza inusitada y una postura visceral pero entrañable. Me quito el cráneo delante de su labor.
El miedo de los asistentes radicaba en los discursos de Danko, que según algunos, podía llegar a ser un plasta de narices, pero en esta ocasión se mostró comedido, aunque alguna retahíla soltó, faltaría más. De esta forma fueron cayendo temas, «Get Hight?», «I’m in a Band» cantada por todo el patio, «I Gotta Rock», la cosa comenzaba a dar señales de peligrosa presión, «LipstickCity» y la locura colectiva, «First Date», con los primeros coros de fraternidad hardrockera.

Desde ese punto, la cordura no regresó a las mentes pervertidas del personal y mucho menos de los músicos. Rich Knox, hacía sufrir a los técnicos, que en varias ocasiones debieron salir a recolocar la batería, la cual, parecía que tenía patas y se iba hacia el público. Danko Jones, hasta ese momento muy decantado para el lado izquierdo del escenario, comenzó a deambular por el mismo, más que un garbanzo en la boca de un viejo, provocando los primeros pseudo pogos en la olla.

El concierto se dirigía al final, cuesta abajo, pero sin frenos, derrapando y quemando rueda. De esta forma van pasando los temas y las gafas se empañan por el vapor humano. «Full Of Regret» y «Had Enought», encienden la mecha para que la carga de dinamita explote, y vaya si explotó. Comienzan los primeros gritos de «Dancojones, Dancojones…», que tan familiarizado está Jones de que retumben por estas tierras y que se nota que le gusta, «What do you mean, Dancojones? What the fuck do you mean, cojones?»… Llega la lujuria con «Lovecall» y sobre todo, por encima de todo, «My Little Rock’n’roll» del álbum Wild Cat de 2017.
Así, de esta forma, quién dancojones se cree que puede irse tan pancho, ¡Nadie!

Salen, claro que salen, faltaría más. Deben ejecutar el fin de su particular guerra de hard rock, y lo hacen con «I Think Bad Thoughts», «Invisible» y «Shake Your City». Todo tiene su fin, y así terminó una estupenda noche de rock’n’roll, en un local, Salamandra, que es posiblemente en que mejor suena de toda la provincia y que a día de hoy, debe seguir luchando contra el provincianismo barcelonés, ese que va de snob y se desluce traspasando Riera Blanca y adentrándose en L’H…
Cuando salíamos a la noche, los más aguerridos seguían cantando «Doncojones, Doncojones…», con más moral que el Alcoyano.
Texto: JL Bad
Fotos: Marta Rueda, JL Bad


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