Saturna en la sala Bóveda

Una vez más, la ciudad de Barcelona, demuestra que es un escaparate capitalista al servicio de fondos buitre y demás especuladores inmobiliarios. Su administración, que intenta lavarse la cara en el tema de la gentrificación y la cultura, se queda de nuevo con el culo al aire y termina por dejar claro, quién manda en esta ciudad, que ni de lejos se parece a la sombra de lo que fue antaño.

Y sí, desde Bad Music, hacemos responsable en última instancia, al consistorio —recordemos que se supone de izquierda y progresista, PSC—, que ante dos situaciones enfrentadas, no dudan en apoyar al poderoso especulador y machacar a quien construye barrio desde 1992 —año fatídico para la ciudad—, y ejerce de dinamizador cultural.

Por un lado, tenemos una sala de conciertos, Bóveda, que lleva operando desde el desagradable año olímpico, primero como Mephisto y posteriormente como Bóveda, quien al parecer en horario de conciertos tiene picos de decibelios por encima de lo permitido, ocasionados por la batería, y que jamás han provocado quejas del vecindario. Del otro lado, tenemos una nueva propiedad inmobiliaria, que aparece como las ratas, en plena pandemia. De esa propiedad, desconocemos si se trata de un fondo buitre o un mero propietario, pero lo que sí sabemos, igual que el ayuntamiento, que quien compró el edificio, tiene licencia para almacenes y oficinas, pero que en una maniobra, a todas luces ilegal, ha reformado las oficinas para alquilarlas como habitaciones eventuales —pisos turísticos—, los mismos con los que hace poco se llenaba la boca el alcalde, Jaume Collboni, pues iba a controlar y minimizar su impacto. Esa propiedad le declaró la guerra a la sala Bóveda nada más adquirir el inmueble, no pensemos mal, creyendo que ya le ha puesto el ojo al local, para alquilar habitaciones colmena, no existe personal tan repugnante en esta ciudad tan modenna, pero ha conseguido el cierre de la programación de conciertos de la sala.
Es decir, un propietario que se salta la ley, y alquila habitaciones turísticas, sin cédula de habitabilidad, ni licencia para hacerlo, profanando la normativa municipal, consigue el beneplácito del ayuntamiento, que vuelca su ira administrativa contra una sala de conciertos, que lleva operando, sin problemas vecinales, desde hace treinta y dos años. El mismo ayuntamiento que esgrime pecho por promocionar la cultura, pero que de espaldas a la cámara de fotos o televisión, viene asesinándola sistemáticamente, desde hace muchísimos años.
Por lo tanto, en Bad Music nos preguntamos, ¿Quién gana a quién en Barcelona?
Visto lo visto, una vez más, es el especulador inmobiliario, con ayuda de la administración.
Quien pierde es la cultura, como ya ocurrió con salas como el Honky Tonk —eliminada por un especulador, con un bloque de pisos de alquiler— o el Milano —eliminado por una cadena hostelera—, y en último caso con Bóveda, en esta ocasión eliminada la sala por un especulador, que comete infracciones, por lo tanto, un especulador ilegal.
JLBad

Os dejamos con el comunicado completo de ASSAC, Associació de Sales de Concerts de Catalunya

SUSPENSIÓN DE LOS CONCIERTOS EN LA SALA BÓVEDA DE BARCELONA ANTE EL ORDEN DE PRECINTO NOTIFICADA POR EL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

La sala Bóveda, una de las pocas salas especializadas en Rock de Barcelona, ​​anuncia la cancelación de todos sus conciertos.
Barcelona, ​​20 de noviembre de 2024.
Desgraciadamente, debemos hacernos eco de la muy probable desaparición de la actividad de conciertos y música en directo en una sala de Barcelona, ​​y en este caso, especialmente hiriente.

La sala Bóveda de la calle Roc Boronat, en el barrio de Poble Nou, tiene pendiente un orden de precinto con fecha de cumplimiento 26 de noviembre de 2024. Este ha sido originado por la denuncia por ruidos de la nueva propiedad de un local de uso comercial y oficinas de un edificio cercano, situado en la calle Ramon Turró, que presuntamente ha efectuado un cambio de uso urbanístico sin la preceptiva autorización urbanística. Consta que en el local se está ejerciendo la actividad de uso residencial sin que conste ninguna cédula de habitabilidad, y que se está utilizando como alquiler temporal de habitaciones numeradas, con zonas comunes, tráfico constante de inquilinos y sin que ninguno de estos cambios hayan sido ni notificados ni consensuados con el resto de vecinos del edificio. Los vecinos conviven con la sala de conciertos desde el año 1992 sin ninguna incidencia, tal y como ellos mismos han reflejado en un documento firmado donde declaran no tener molestias derivadas de la actividad de la sala.

Las medidas sonométricas hechas hasta ahora – a pesar de la negativa del propietario de la nueva vivienda a dejar entrar a los técnicos para realizar las sonometrías, y que después de varios requerimientos por burofax ha aceptado que se produzcan – refleja que en horario de concierto (con horario de tarde y que terminan habitualmente a las 23:00h), se producen picos provocados por la batería que superan los límites establecidos por la normativa a pesar de la actuación del limitador y, que, evidentemente, nunca habían ocasionado ninguna molestia porque era totalmente compatible con la actividad y el horario comercial de un local de oficinas. En cambio, en lo que se refiere a la música grabada, puede alargarse hasta las 6:00h de la madrugada, pues cumple totalmente la normativa de medio ambiente, ya que el limitador actúa sobre toda la música que se genera a través de los equipos de sonido.

La propiedad de la sala está intentando mantener la apertura de la sala renunciando provisionalmente a la actividad de conciertos y de música en directo con una declaración responsable en la que se comprometen a no realizar más conciertos. De esta forma evitan el cierre total de la sala, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo y actividad económica y, al mismo tiempo, ha presentado una denuncia en el Distrito por el acoso que están sufriendo por un particular que está ejerciendo una actividad especulativa que no está permitida y que además no se ajusta a la licencia.

Desde la Associació de Sales de Concerts de Cataluña, volvemos a denunciar el hecho de que este tipo de situaciones se puedan producir. Que la denuncia de una sola persona recién llegada a un barrio donde, como en este caso, desde el año 1992 existe una actividad cultural con una programación musical estable con bandas locales e internacionales donde se realizan más de 100 conciertos anuales y donde nunca ha producido molestias con su entorno, se vea obligada a cerrar y a cancelar más de 70 conciertos ya programados por el estricto cumplimiento de una normativa de medio ambiente sin tener en cuenta que este incumplimiento viene derivado de un cambio de uso urbanístico presuntamente no autorizado y donde no se tienen en cuenta las actividades preexistentes ni la aportación cultural que las salas de conciertos realizan en la ciudad.

Es especialmente sangrante que, en este caso, la cultura se vea amenazada por la especulación inmobiliaria, la gentrificación y el incumplimiento sistemático de las ordenanzas en lo que se refiere al uso de las viviendas como alquileres de habitaciones temporales.

Esperamos que la denuncia presentada por la sala detenga la actividad realmente no conforme de vivienda, que no tenga que precintar totalmente la sala y se pueda continuar con la actividad nocturna. También esperamos que en breve se pueda llegar a un acuerdo para recuperar la programación de conciertos del espacio, y que, desde la administración se tomen las medidas oportunas para evitar este tipo de situaciones que no hacen más que incidir en la precariedad del sector y en la pérdida de la actividad cultural y musical de la ciudad.


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