
1000MODS
FRENZEE
La [2]de Apolo. Barcelona
15.03.25
Día complicado en Barcelona, que ya de por sí siempre lo es, pero si le añadimos lluvia persistente, frío, futbol y otros conciertos interesantes, como el de nuestros amados Chaqueteros -sold out en Upload-, o PILT en La Deskomunal, la cosa podría parecer que se ponía cuesta arriba. Los temores casi se confirmaban al entrar en la sala a escasos cinco minutos de comenzar el concierto y ser apenas cincuenta almas en el recinto, algo que, por otro lado, es de agradecer, pues pudimos aposentarnos en la primera trinchera.

Apenas sonar los primeros riffs de Frenzee, nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio, que aquel trío a medio camino de Melbourne y Creta, no se andaba con ostias y llegaba para quedarse en nuestra retina y sobre todo en nuestros tímpanos. Qué sorpresa de banda, qué poderío, qué actitud en escena, su propuesta camina en la frontera del hardcore, punk rock y garage agresivo, engancha por calidad y entrega.
Capitaneados por una frontwoman de lujo, Apollonia, que escupe los textos con rabia, recordando los mejores tiempos del Riot Grrrl!, pero sin jugar a la nostalgia, muy al contrario, un huracán actualizado y que te obliga a no perder de vista sus movimientos, los cuales engañan al objetivo de la cámara. Siempre apoyada en los laterales por los hermanos Xylouris, Adonis en la guitarra a la izquierda y Nikos a su derecha, tras la batería, rellenando el escenario y creando las atmósferas y apisonadoras sónicas por las que se mueve a sus anchas Apollonia.
Una banda que tiene muchas cosas que contar, sobre todo encima del escenario.

Nada más terminar el show de Frenzee, y ante la necesidad de avituallamiento líquido, comprobamos que la sala a nuestras espaldas comenzaba a llenarse, cosas de la cultura musical que se gasta en estos tiempos, interesarse solo por la banda principal, lo que hace que te pierdas auténticas joyas.
Con casi todo el papel vendido, salieron los griegos de 1000Mods, para defender su último y aclamado álbum, Cheat Death, del que dejaron caer cinco temas, olvidándose incomprensiblemente de «Astral Odor» y «Grey, Green Blues», dos de los mejores temas del disco.
Se apagaron las luces y comenzó a sonar por los altavoces Black Sabbath, que era toda una premonición, puesto que 1000Mods, a medida que se hacen mayores, suena mucho más a los de Iommi. De hecho, lo que pudimos comprobar in situ en su concierto, es que cada día es menos stoner y más un sonido clásico, con fuerza y densidad sonora, pero alejado de sus primeros discos, dicho esto sin el menor atisbo de desprecio a su sonido.

El repertorio medido al milímetro, sin apenas tiempos a la improvisación, que son dieciséis temas ejecutados, y pasaron de la hora y tres cuartos. Dani G. iba desgranando temas, sin apenas comunicación con el público, salvo llamamientos al desenfreno con pogos y stage diving, que realmente fueron patéticos en su conjunto, sobre todo porque los individuos que se lanzaban desde el escenario -cuatro o cinco- buscaban más la foto de su colega que el disfrute.
Con todo y con eso, la noche fue fantástica, con una energía inusitada, que demostró que los de Chiliomodi han crecido de una forma encomiable; lejos quedaron los tiempos de su vendaval en Rocksound.
La verdadera atracción sigue siendo Giorgos T. y su manera de tocar la guitarra, en esta ocasión apoyado por un segundo escudero. Él solo se puede cargar el concierto a la chepa y llevarlo hacia arriba como quiere, siempre taciturno, semblante serio y mirada baja, pero ejecutando cada nota a su tiempo, pisando pedales y levantando espíritus. Un músico increíble.

Los temas sonaban atronadores, pero como hemos comentado anteriormente, perdiendo en ocasiones esa pesadez emblemática, para buscar un sonido más limpio y clásico. Reapeated Exposure To… de 2016, fue el álbum mejor tratado tras Cheat Death, con nada menos que con cuatro temas, «Electric Carve», «Loose», «Above 179» y el lisérgico «Into The Spell». Tres se llevó Super Van Vacation, álbum debut que quizás hubiera merecido más cancha, pero es imposible que suene todo lo que contemplan los cinco discos que tienen en su haber.
Subió Apollonia de Frenzee para hacer una ínfima colaboración, tras la que siguieron con su maquinaria, y la sala desde atrás parecía un mar revuelto, donde las cabezas a modo de olas, iban y venían.
Una gran noche de energías renovadas, las de la banda, y las del respetable, que tras el ciclón sonoro, se volvió a introducir en la fría noche barcelonesa, cada uno con sus miserias, pero habiendo descargado adrenalina, más unos que otros.
Texto: BM
Fotos: JLBad


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