THE PICTUREBOOKS
Razz 3
, Barcelona
27.03.25

Muchas ganas de ver a este dúo de skaters por segunda vez, pues hacía seis años que me bauticé en sus directos, en el añorado Rocksound, y quedé completamente contaminado de por vida. Otra agravante era el poderoso Albuquerque, un disco extraordinario, pero las circunstancias parecían diferentes, y en esta ocasión todo hacía pensar que la asistencia iba a ser pobre, muchos conciertos esta semana, el fútbol que castigaba de nuevo el mismo día, y esa primavera que no acaba de entrar. Sin embargo, la sala presentó una apariencia más que aceptable, con mucha gente joven que es extraordinario y entregada a la liturgia del rock blues.


La noche no podía comenzar mejor, con una entrada musical que nos plasmaba en los oídos, una canción de los campos de algodón, remarcada por un slide sobre alambre… muy probablemente un tema grabado por los hermanos Lomax y algo sampleado. Inmediatamente, sale la pareja y comienzan a destrozar los tímpanos con un volumen atronador, como debe de ser, de esa guisa sonó «Primate Dancer», y como auténticos homínidos, comenzó el movimiento vertical de las cabezas, algunas a destiempo como la de este reportero tribulete -no tengo ritmo-, que no paró en la hora y poco que duró el concierto.

La versión de Depeche Mode, «I Feel You», la escupieron con saliva envenenada y parecía que iba a asistir a una presentación amplia del Alburquerque, pero acto seguido se fundieron en sus primeros años con «On the Go», donde ejercitamos las cuerdas vocales a grito pelado.


Cómo dos tipos pueden montar tanta barahúnda en directo. La fórmula utilizada es bien sencilla, pero se ha de agitar con maestría, o puedes parecer un fantasma desubicado, que últimamente hay mucho de eso. Conjugan ritmos primitivos, esenciales, básicos, con riffs de guitarra violentos y secos, de esta forma atraen al bebe que todos llevamos dentro, consiguiendo que actuemos igual que un cabezón imberbe cuando le pones la percusión del juguete, que se vuelve loco bailando.
Las oleadas de movimiento se pueden contemplar desde el fondo de la sala, van uniformes, siguiendo un esquema marcado por la batería de Philipp Mirtschink, recargada con mil y un cachibaches de complicada definición. A estas alturas de concierto, dejé de contar las baquetas que perdía por darle tan puñeteramente fuerte…
«Too Soft To Life and Too Hard To Die» suena muy sampleada, pero es demoledora, y sube la adrenalina al borde del colapso coronario, mientras que Fynn Claus Grabke aprieta las tuercas desde el megáfono o gritando guturalmente a la pastilla de la guitarra… ¡A quemarropa! ¡Sin hacer prisioneros!

La electrónica aparece en loops disparados por Phillipp, pero lo orgánico está presente en todo momento y, ¡Joder! Mucho blues, colega, muchísimo blues en el fondo.
The Picturebooks aprendieron la lección que impartieron The Kinks, «Dale a la gente lo que ella quiere», y a fe que la llevaron a la práctica. «Masquerade» del último disco vino invadida por los saltos del poco respetable, a estas alturas, público, pero la sangre hierve con ese tema, que deja paso a otra versión, en esta ocasión del Boss, «State Trooper», donde cualquier parecido con la original es pura coincidencia.
Apretamos la última parte del concierto con el fabuloso slide y el arrastre de las cadenas de «Back To L.A», la fábula de «The Rabbit and The Wolf», el pseudo góspel «Why Mother Why», madre mía que bien suena este tema en directo, pura música negra… ¡Mecagoenlamarhermosa!
Mi tema favorito de esta pareja de dos, «The Hands Of Time» casi se escapa del repert, pero sonó el penúltimo, colocándome una sonrisa de Joker de oreja a oreja, para terminar con «Your Kisses Burn Like Fire», bajo el cual resuenan las cadenas de esclavos, en procesión al campo donde se dejan la vida, cerrando el círculo que comenzó con una work song.


Pero todavía quedó tiempo para rematar al personal con «Runninb Wild and Free», quizás lo más «normal» en esta propuesta tan original, que interpretó Fynn en solitario, para despedirse con otro cañonazo de 2017, «Zero Fucks Given».
Así da gusto comenzar el fin de semana, habiendo dejado en el Razz 3 la mierda de semana que nos machacaba, los malos rollos, las pesadillas o la monotonía, saliendo completamente reseteado, como nuevo.
Dos cosas tengo muy claras de esta noche de jueves, la primera que todos aquellos que dicen que suenan a The Black Keys, es porque nunca han ido a un bolo suyo, porque The Picturebooks suena a ellos mismos y punto; la segunda, que si pasan de nuevo cerca de mi ciudad, dejo lo que esté haciendo y me vuelvo a sumergir en esta liturgia de hard blues tan impactante… No te queda duda.
Texto: JLBad
Fotos: Marta Rueda


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