
El pasado 24 de abril se estrenó la nueva versión cinematográfica del mítico film Pink Floyd At Pompeii -1972-, y este pasado viernes, 2 de mayo, el primer álbum oficial sobre aquel evento. Es por eso que debemos abordarlo por partes, porque son muy diferenciadas y de resultado dispar.

ALGO DE HISTORIA NO VENDRÍA MAL
A principios de 1970 el director de cine Adrian Maben le comunicó a Stephen O’Rourke, manager de Pink Floyd, la idea de hacer una película con el grupo, que definía como “una especie de matrimonio entre el arte y Pink Floyd”. Juntos le propusieron el proyecto a David Gilmour, ya más desarrollado en concepto, donde se involucraba la música de la banda con pintores como Magritte, De Chirico, Christo o Jean Tinguely, así como con escultores. De esa reunión no salió nada positivo y el resto de la banda, que se encontraba involucrada en la grabación de Atom Heart Mother, rechazó trabajar en un plan tan descabellado.
Meses más tarde, durante un viaje de turismo a Italia, Maben visitó las ruinas de Pompeya. Por la noche se dio cuenta de que había perdido el pasaporte y que el único lugar posible era en la ciudad sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 de nuestra era, así que regresó con una linterna para encontrar dos cosas; el pasaporte y la idea que convencería a Pink Floyd.
“En el silencio casi místico del anochecer, me di cuenta de que Pompeya tenía todo: tenía muerte, tenía sexo y tenía mucha vida latente. Y en ese anfiteatro, Pink Floyd podría volver todo eso a la vida plena”, son las declaraciones que el propio director coloca en el documental incluido en el DVD Pink Floyd Live At Pompeii. The Director’s Cut, editado en 2002.
La banda aceptó la grabación del concierto en las ruinas de Pompeya, pero se negaron rotundamente a hacer playback, además de grabar el sonido en una mesa de 16 pistas que permitiera corregir errores, por lo que se debieron desplazar con todo el equipo de gira y los problemas que ello conllevaba, así como a escoger el repertorio a grabar. En ese aspecto hubo una dura negociación, pues el grupo pretendía grabar solo material de su nuevo trabajo, Meddle, mientras que Maben estaba muy interesado en el material más antiguo. La conclusión es que se introdujeron temas como «Careful With That Axe Eugene», «A Sacerful Of Secrets» y «Set The Controls For The Heart Of The Sun» de discos anteriores y material de Meddle; «Echoes», «One Of The Days» y «Mademoiselle Nobs» que es una nueva versión de «Seasmus».

Aunque se ha afirmado hasta la saciedad que el proyecto sería grabar un anti Woodstock, es decir eliminando al público y grabando a la banda con el anfiteatro vacío, que es lo que se terminó haciendo, no es cierto. La primera idea era reunir a unos 500 fans de la banda para que arroparan su música, pero ese plan, más la aportación de gigantescos tráileres con todo el equipo de sonido y el de grabación por parte de los técnicos de Pink Floyd, obligó a la administración a suspender los permisos, puesto que se imaginaron el caos que podrían organizar medio millar de melenudos drogados y borrachos en su fuente de ingresos principal.
Ese es el motivo de grabar la película sin público, lo que entre otras cosas cambió el proyecto, y siendo realistas, no se trata de la filmación de un concierto, puesto que es otra mentira.
Otro de los problemas que debieron solventar es la corriente necesaria para realizar la grabación cinematográfica y de audio, pues en las pruebas se descubrió que los magnetotérmicos saltaban cada dos por tres; solución: Un cable de casi un kilómetro que se pudo conectar a la red eléctrica italiana de la ciudad de Pompeya, más una persona de seguridad permanente, para que nadie desenchufara.
Las autoridades de Pompeya cerraron el anfiteatro y sus alrededores al público durante seis días por una cantidad de dinero que todavía no se conoce, pero la aparatosidad del montaje técnico les retrasó dos días dedicados al montaje, por lo que el director decidió grabar imágenes de los músicos caminando por el paisaje volcánico de Boscoreale, en la falda del Vesubio, con la intención de mezclar esas imágenes e insertarlas en la película, algo que no se hizo en el montaje original.

La versión original de la película, data de 1972, estaba concebida para televisión -con una duración de 60 minutos-, no para su pase en las salas cinematográficas, pero la fama obtenida por el grupo, a raíz del éxito del álbum Meddle, gracias al tema «One Of The Days» y la suite «Echoes» donde se plasmaba el cambio de sonido de los Floyd, dejando de lado la psicodelia y el rock experimental de antaño y sumergiéndose frenéticamente en el rock progresivo, así como la gran repercusión del tema «Free Four» del disco Obscured By Clouds, el cual originalmente estaba concebido como banda sonora del film El Valle de Barber Schroeder -con quien habían trabajado en la banda sonora de More-, obligó al director Adrian Maben a aumentar el metraje a 80 minutos para los cines. «Free Four» fue el primer tema de Pink Floyd en entrar en la lista de éxito de Estados Unidos, alcanzando en #50.
La amistad que surgió entre Roger Waters y Maben permitió que el director asistiera con una sola cámara, a las sesiones de grabación de The Dark Side Of The Moon, que se llevaban a cabo en los Abbey Road Studios de Londres, por lo que en la segunda versión de 1974 del film, se incluyeron tomas de estudio con tomas incompletas de grabación; «On The Run», «Us an Them» y «Brain Damage».

NO ES UN CONCIERTO REAL
Esta afirmación es cierta por varios motivos que explicamos a continuación.
Primero es bueno saber que las sesiones de grabación en el anfiteatro de Pompeya se realizaron entre los días 4 y 7 de octubre de 1971, en diferentes sesiones y tomas.
Segundo y no menos importante, muchas tomas fueron terminadas en diciembre de ese mismo año en los Studio Europasonor de París, incluso algunas íntegramente como «Mademoiselle Nobs».
«Echoes» fue un tema enormemente retocado para separarlo en dos partes, puesto que en la grabación original de hace en una sola toma y el tema dura casi 25 minutos -podéis escucharlo en la caja recopilatoria The Early Years 1967-1972, donde están las cinco canciones grabadas en el anfiteatro de Pompeya-. En la versión cinematográfica se divide en dos partes y el interludio de ambas ofrece una explosión funk del bajo de Waters que no aparece en el disco Meddle, ni en las diferentes versiones de directos, por lo que está claro que se incluyó en el estudio de grabación.
Todos los temas fueron grabados por secciones para una vez terminadas, la banda las escuchaba y las daba por buenas o no, es por eso que en el mimo tema se aprecia la banda tocando con luz de día y acto seguido luz artificial porque ha anochecido. Quizás el cambio más drástico en la filmación está en «Echoes», retocada hasta la saciedad en el estudio, donde podemos ver a Richard Wright cantando con barba al inicio del tema, pero afeitado -dos meses después- en la segunda parte del tema.
En 2002 se editó la versión Pink Floyd Live At Pompeii. The Director’s Cut, donde Adrian Maben incluye imágenes grabadas en el comedor de los estudios Abbey Road, así como breves preguntas a los músicos, más algunos efectos de imagen en sobre la cinta original. Dicha versión no aporta nada de nuevo, más bien destroza la anterior de 1974, que ya incluía tomas de la grabación de The Dark Side Of The Moon. Las secuencias del comedor no resultan ni graciosas, pero las minientrevistas no tienen ni pies ni cabeza, completamente desconectadas, sin hilo conductor ni coherencia, lo que se traduce en una inversión de tiempo con el solo objetivo de recaudar beneficios. Aquí, quien escribe, fue de los inocentes que se gastó la pasa en un DVD, que solo vale la pena por incluir la versión original de 1972, que no se llegó a ver en nuestro país.
Otro de los defectos de la cinta cinematográfica es el excesivo protagonismo de Nick Mason, el batería, con un minutaje impresionante siendo el centro de atención de las cámaras, pero tiene una razón de fuerza mayor. Numerosos rollos de filmación con diferentes tomas de la grabación en Pompeya se guardaron en el Archivo de Cine de Bois D’Arcy, cerca de París, pero un empleado de MHF Productions, decidió que este material no tenía valor e incineró las 548 latas de negativos originales de 35 mm, donde se encontraban numerosas tomas del resto de músicos, por ejemplo, para el tema «One of The Days» apenas no existen imágenes de otros ángulos o músicos, por lo que es un tema de toma total de Mason, decorado desafortunadamente con efectos muy cutres. Esto, que podría pareceros una historia inverosímil, tiene más tintes de ser cierto de lo que muchos podían pensar. A modo de experiencia personal, os diré que durante años de técnico del espacio Rockaula, grabé en video todos y cada uno de los conciertos, pero años más tarde, cuando necesitamos rescatar algunas imágenes para el documental Barna Blues, nos encontramos la sorpresa de que un empleado muy curioso, había grabado películas porno y de pistoleros rancios sobre un archivo documental de la ciudad de L’Hospitalet.

PINK FLOYD AT POMEPII MCMLXXII
La nueva versión del mítico concierto que no lo es tanto, c imenatográficamente hablando no aporta nada nuevo, salvo la introducción del tema «Sacerful Of Secrets», que no había podido ver antes.
Mantiene toda la cinta la versión del director de 2002, y aunque se ha realizado una restauración 4K, que gana en brillo, debemos ceñirnos al refrán «Mientras la mona se vista de seda mona se queda».
El formato original de grabación era «más cuadrado» y televisivo, con relación de aspecto 1.37:1., se intentó solucionar en el montaje del director de 2002, pero de una forma bastante cruel, recortando la parte superior e inferior para transformarlo en un falso panorámico, por lo que se evidenciaba en algunas tomas recortes y mutilaciones en horizontal que dejan fuera de visión o peor, a medias a Gilmour y Wright en tomas amplias, así como a Waters en las icónicas secuencias del golpeo del gong. El pixelado de algunos fotogramas de efectos sigue siendo exagerado, así como las tomas del estudio de París, con proyecciones de fondo, están completamente fuera de lugar, y no lo digo yo, lo dijo en su día el propio director, “Una máquina gigantesca, como un elefante de hierro, a la que le puedes poner lo que quieras, ya sea película o diapositivas, que luego se proyectan en una pantalla. Esas son las escenas que vemos detrás de Pink Floyd en las secuencias parisinas. Fue una mala idea. A los músicos no les gustó, pero ya era tarde para sacarlas del film. Si pudiera hacer la película de nuevo, las hubiera suprimido».
El audio es diferente y nos centraremos en el disco, tan solo apuntar que debes escoger muy bien el cine donde puedas visionar la nueva versión, porque algunos de los miembros del equipo de Bad Music escogimos mal y os aseguro que personalmente, colocando la grabación de The Early Years 1967-1972, en un equipo de conciertos por P.A. sonaban muchísimo mejor que la versión escuchada en el cine.

PINK FLOYD
AT POMPEII MCMLXXII
Pink Floyd Music/Sony
2.05.25
Se trata de la primera ocasión que se edita un álbum oficial sobre la grabación de Pink Floyd en Pompeya, puesto que la inclusión de cinco temas en la caja The Early Years 1967-1972, no presentaba la totalidad de los que aparecían en la filmación, aunque su valor es también muy superior a lo que la mayoría del público cree.
La remasterización a corrido a cargo de Steven Wilson de sobrada solvencia en sus Porcupine Tree, así como colocando su esfuerzo en bandas como Opeth, King Crimson, Jethro Tull, Yes, XTC o Anathema, entre otros.
La grabación es exquisita, y ha sabido resaltar matices que anteriormente no existían, confeccionando una obra a la que posiblemente le faltaba esta revisión. Pink Floyd estaban a un paso de alcanzar su cénit creativo, y plasmar esa transición entre la experimentación y el progresivo, reubicarlo en un álbum, que además se ha editado en vinilo para los amentes del giradiscos, es esencial para fans y neófito.
Aportar dos temas alternativas de «Saucerful Of Secrets» y «Careful With That Axe Eugene», aunque sucumbir a la presión de las emisoras de radio americanas y decapitar «Echoes» a escasos 5 minutos es un pecado imperdonable, despojando al trema de su personalidad e importancia y dejándolo en pelotas como una vulagar tonadilla de excursión. Además, no haber incluído una versión completa del mismo tema, aunque estuvieran las dos partes difeenciadas de la película es una falta de decoro.
JLBad


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