
HANDSOME DICK MANITOBA
Sala Upload. Barcelona
15/05/2025
Sabíamos a lo que veníamos, no somos tontos. Una gira en la que el principal atractivo es la nostalgia, el celebrar la música de THE DICTATORS con su vocalista de toda la vida, acompañado de una banda de pistoleros a sueldo, eso sí, de contrastada calidad.
Lo que no nos esperábamos era encontrarnos con un Dick Handsome Manitoba en tan baja forma. Está para el desguace. Una gira española de nueve fechas consecutivas es muy exigente, en lo físico y en lo mental, y el amigo Manitoba ya no está para estos trotes. Lo pudimos comprobar empíricamente el pasado jueves en la sala Upload del Poble Espanyol.



Poco pasadas las nueve de la noche salía la banda al escenario, sin mucho ceremonial, y lo primero que hizo el neoyorquino fue mostrar a la audiencia un albornoz de boxeador con su nombre bordado. De esta manera, nos ponía, como se suele decir vulgarmente, «a huevo» la comparación con Rocky Balboa. Pero no el Rocky de las cuatro primeras películas, aquel que siempre salía victorioso, aunque le dejarán la cara hecha un asco, no. Manitoba es hoy en día el Rocky de los últimos films de la saga, ya retirado, que se dedica a recordar sus tiempos de gloria y a rememorar anécdotas con quien quiera escucharle.
Los largos interludios entre canciones fueron una constante durante todo el bolo, con la consiguiente pérdida de ritmo e intensidad. Las caras y el lenguaje corporal de la banda que lo acompañaba eran bastante reveladoras, están hasta los cojones de sus parrafadas. Teniendo en cuenta que las sufren cada noche, es bastante comprensible. Frank Meyer (guitarra) no se cortaba un pelo y en algunos momentos hasta se ponía de espaldas mientras Manitoba nos contaba otra anécdota de sus años mozos en Nueva York, de los comienzos con THE DICTATORS, de su amistad con Joey Ramone o con Little Steven, etc.

Baste decir que el show apenas duró ochenta minutos, y si le restáramos el tiempo que dedicó a darnos la turra, se quedaría en menos de una hora. Manitoba no da para más, y él lo sabe. El repertorio, como no podía ser de otra manera, estuvo basado en clásicos de THE DICTATORS. «Avenue A», «Haircut and attitude», «The next big thing», «Faster & louder» o «Who will save Rock and Roll?», fueron coreadas por una entregada audiencia, que sí que estuvo a la altura. Al repertorio de los dictadores se añadieron un par de covers, «Slow death» (FLAMIN’ GROOVIES) y la recurrente «Kick out the jams» (MC5), ya finalizando, que no evitaron que nos fuéramos con la amarga sensación de haber visto a una leyenda en su ocaso. Se ahogaba, a veces entraba a destiempo en algún estribillo y me fijé en un detalle muy feo que tuvo con el bajista, que se emocionó y se acercó al borde del escenario a rockear, diciéndole que se fuera para atrás (para que no le eclipsara, entendí yo, aunque no había mucho que eclipsar).
Por tanto, suspenso para Handsome Dick Manitoba. La banda correcta, pero como hemos comentado, les costaba entrar en calor con tanto parón y, aparte, tampoco sonaba aquello de maravilla que digamos. Lo mejor de la noche, la tremenda camiseta de Bun E. Carlos (CHEAP TRICK) que lucía Michael Butler (bajo) y el público de Barcelona, que respondió dándolo todo y que merecía mucho más de lo que se le ofreció.
Texto: Nico García
Fotos: Pili Pimpinela


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