BAD MUSIC RADIO

XVII ANIVERSARIO DE ROCKSOUND
THE WIZARDS
SATURNA
Razz 3, Barcelona
7.06.25

Segunda noche del décimo séptimo aniversario de la «sala más grande del mundo», Rocksound, con dos bandas que repetían el cartel del 24 de mayo del año pasado en la Sala Upload. Sin embargo, se intercambiaron el orden, y fueron The Wizards los primeros en arremeter su repertorio, con una sala prácticamente llena, que por lo demás, se entregó a la liturgia desde las primeras notas.

El sonido de la sala volvió a ser poderoso y nítido, esencial para el disfrute general de los dos días, quiero recordar que en Upload, Saturna tocó a un volumen indignantemente bajo, pero en esta ocasión no fue así.

Comenzaron con las primeras notas de «The Exit Garden» y las primeras filas enloquecieron, pero el estado mental perturbado creció al salir Lord Ian Mason como si se lo llevaran los demonios, cuál maestro ceremonial de una secta satánica, bendiciendo a los acólitos presentes en la eucaristía. La banda mientras, derrochaba energía y poderío, como si de un alud sónico nos fuera a sepultar, las guitarras de Phil The Pain y George Dee, y la base rítmica de Count Baraka y Dave O. Spare, que no dejaron en ningún momento de la noche un atisbo de calma para al menos respirar.

Se sucedieron los tres primeros temas de The Exit Garden, por lo que se podría pensar que iban a hacerlo completo, pero no, interpretaron siete de los ocho temas del último álbum, tres del maravilloso Full Moon In Scorpions y uno del primigenio The Wizards, en una hora de locura desatada.
El público no paraba de saltar, corear e incluso lanzar algún pogo que no llego a cuajar; la cerveza volaba, el suelo se encharcaba y para aumentar el caos, Ian Mason se sumergió en el gallinero para arengar a la orgía musical colectiva. El calor era tan insoportable que cuando me moví al lateral para hacer algún apunte de esta crónica, se me empañaron las gafas.

The Wizards en una banda visceral, que todavía no entiendo como no está en la mayoría de carteles de festivales, incluidos los metálicos, pero como muy bien apuntaba Manel Celeiro, la mayoría de sus programadores no se enteran de un pimiento. La energía que desprende esta banda en escena es digna de estudio, con un repertorio sólido que navega sin disimulo entre el hard rock y el heavy, sonidos oscuros y satánicos, guitarras asesinas y todo ello para formar un akelarre diabólico, que por más veces que lo vea, no me canso de asistir a sus ceremonias paganas.

La noche comenzaba muy bien, con el infierno desatado y las Calderas de Pedro Botero a su máxima temperatura de fusión, mientras que Ian se reventaba los tímpanos en la pantalla del Marshall, o se tiraba al suelo dejando la cabeza colgando hacia el público. Una hora que supo a muy poco, pero que se terminó con la sensación de haber vuelto a ver a una banda extraordinaria en directo. Que no tarden mucho en volver, por Satanás.

Poco tardaron en comenzar Saturna, no había apenas cambio de backline y los horarios siempre van muy picados en las salas de Barcelona. Sorprendió, gratamente, que comenzaran con un tema apaciguado, «Atlantis In Bloom», pues la descarga adrenalínica de The Wizards invitaba a pensar que saldrían con temas rápidos. Sin embargo, la calidad de ese tema enmarcado en el álbum Atlantis, vino a reubicarnos a todos en el concierto. Duró poco la calma, y con el segundo tema del mismo álbum, «Get Over It», ya circulaba la locomotora sin frenos, con un James Vieco desbocado, que no paró ni un solo momento de moverse con una energía tal, que consiguió que el público enganchara con el nivel de cortisol derrochado anteriormente.

La banda está superengrasada, y la pareja de guitarras, Max Eriksson y Vieco, funcionan de maravilla, dominando el intercambio de punteos o doblando los mismos cuando es necesario; por su parte, Rod Tirado me parece un bajista excelente, que junto con Enric Verdaguer en los palos de la batería, conforman un motor de muchísimos caballos de potencia. Ahí es donde la gran capacidad vocal de Vieco camina plácidamente y volvió a regalar un gran recital de registros, que emboban a la audiencia.

Me quedé soldado al suelo. No es una metáfora, es una realidad, el suelo estaba tan pegajoso de cerveza y destilados, que costaba levantar los pies, signo inequívoco de que la velada estaba siendo un éxito.

Retomando el repertorio, ya habían caído temas del álbum The Reset, pero estaba claro que no venían a presentarlo, y eligieron un set list más amplio, con una nueva representación de Atlantis, «Black Purple» con invitado a la electro acústica, pero no logré identificar el nombre; para enfocar la segunda parte del bolo con «Into te sun» y «Your Whimsical Selfishness», coreada a berrido limpio por el público.
Llegó el momento de la primera sorpresa, «Can´You See» de The Marshall Tucker Band -una gozada para los oídos-, y así encarar el final con la traca definitiva.

«The Never Ending Star», «A Way To Reset» y la maravillosa «Smile», que anunciaba el final del show, rozando la hora de concierto. Durante todo el repertorio, se habían despachado a gusto con atisbos de jam, que hicieron que los temas fueran generosos y opulentos, jugando con esas dosis de psicodelia que tan bien saben manejar, pero para el final otra sesión de improvisación con «Whipping Post», cover del primer álbum de The Allman Brothers Band, que ante la ausencia de teclados, se la llevaron más al lado de Grateful Dead, en un fantástico final de aniversario.
Una noche especial, ni mejor ni peor que la anterior, diferente, con una parte mayoritaria del público repitiendo y público que la noche anterior no fue suficientemente seducido. Dos bandas, The Wizards y Saturna, Saturna y The Wizards, que configuran uno de los carteles más interesantes que puedes ver hoy en día en nuestro país. Terminamos derrotados, sedientos y muy satisfechos.
No tengo ni idea de cómo lo van a hacer el año que viene los de Rocksound, para intentar superar este aniversario, porque ha sido de traca i mocador.
¡Felicidades, Rocksound!
Texto y fotos: JLBad