
JAKE LA BOTZ & LOS STRAITJACKETS
La Nau, Barcelona
15.06.25
Qué sorpresa la de esta velada pre veraniega. Pase doble como en los cines de sesión continua. Jake la Botz y Los Straitjackets. La idea de los promotores, A Wamba Buluba, fue una genialidad. Estos dos artistas no casan ni con cola, pero qué divertida transcurrió la noche. Fue como si de un mini festival se tratara. Apareció primero Jake la Botz con banda al completo. La formación incluía hasta un tipo muy alto que tenía la única función de tocar una pandereta, algún elemento de percusión y de hacer coros. Jake vestido de evangelista en una mañana de domingo. Abotonado hasta el cuello. Frío y con la mirada perdida.



Le sigo desde hace años. Me conozco todos sus discos, pero nunca lo había visto en directo. Este cantautor es toda la banda. Sus composiciones a la voz y guitarra serían suficiente para reproducir su repertorio. Temas con gancho y melodías inolvidables. Así, el grupo se dedicó a escoltar a su frontman. Sin alardes ni individualidades. Todos al servicio de la causa. De forma austera y sin destacar. Para mi gusto, demasiado anodinos. No se permitieron momentos álgidos, apenas interactuaron con el público. El único que se prodigó fue el contrabajista-bajista Jimmy Sutton, que acompaña a Jake en sus grabaciones y giras. Se mostró entusiasta en todo momento. Como digo, el concierto transcurrió en una calma preciosista. Un acompañamiento muy Indie. El setlist de La Botz es imbatible y lleno de instant hits. Arrancó puntualmente con ‘Everybody Got To Fall Down’. A destacar, una interpretación excelsa de «Hey Bigfoot». Temas de redención y profundos como «Sunnyside» o «The Hotel (Fix me Now)» sonaron íntimos. El palo fuerte de Jake es ese ritmo fingerpicking tan personal que confecciona con púas metálicas como en «The Bankrobber’s Lament» o la animada «Johnnybag the Superglue». Animó al público a dar palmas con el ritmo vacilón de «Hobo on a Passsenger Train» y subió la temperatura con «For Nickels and Dimes». Poco a poco se fue contagiando del buen ambiente que reinaba en La Nau, con un casi lleno, el público fue arrancando alguna sonrisa del cantante. Que aunque se dirigió pocas veces al respetable, tuvo tiempo de dedicar unas palabras al voto equivocado de los americanos al King Trump. Fue un buen concierto. Al final, Jake la Botz dio paso a sus amigos Los Straitjackets y fue raudo a firmar discos y camisetas.

Tras un rápido cambio de backline, aparecieron los enmascarados Straitjackets. Qué maravilla. Qué buena puesta en escena. Qué sonido tan limpio y elaborado. Qué simpáticos y qué temazos. Como cantante, no soy muy amante de las bandas instrumentales, pero estos tipos se merecen un lugar destacado en este complicado mundo de la música. Tenía ganas de verlos en directo. Aunque se fundaron en 1988 (Nashville) y ya tienen una edad, están en plena forma. Por el camino se quedaron algunos miembros, pero la formación actual es impecable. El show está perfectamente estudiado. La coreografía muy divertida, transcurre como una performance sincronizada. Guitarras cristalinas de la marca DiPinto que relucían como una tarde en Venice Beach. Guitarras surferas y garageras. Haciendo de frontman y animando al personal en un simpático español, el gran guitarrista Eddie Angel. Zarandeó al público como quiso. Jugó con todos nosotros, siempre auxiliado por un extraordinario Chris Sprague. Gran batería y crooner esporádico. Repasaron lo mejor de su extenso repertorio y tocaron varios temas del que será su próximo álbum «Somos Los Straitjackets» que verá la luz en septiembre de este 2025. Especial mención el tema de adelanto, «Catalina Farewell». Suenan bien y profundos en el medio tiempo y contundentes y precisos en esos temas más rápidos como en «California Sun». Fue en definitiva un final de domingo refrescante. Esta banda hace que te olvides de las preocupaciones. Son necesarios. ¡Larga vida a Los Straitjackets!
Texto y fotos: Xavi Malacara


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