JOSH ROUSE + MARC ROCKENBERG 
Sala Wolf
. Barcelona 
26/09/2025

Josh y Marc, Marc y Josh. Dos artistas que, aunque se presentaran con su nombre, iban acompañados de dos fantásticas bandas. Aunque de diferentes edades y procedencias, los dos comparten afición por la canción bien hecha, la melodía pura, los estribillos bien marcados, y un exquisito gusto por los arreglos y los coros. Dos tipos que pulen las canciones hasta que quedan perfectas, pues su objetivo es, más allá de la actitud o el mensaje, el crear la canción redonda.

   Así, nos dimos cita en Wolf, con muchas ganas de ver a Josh Rouse, que se prodiga poco, y también a Marc, que se prodiga bastante más, pero que traía, inquieto como él solo, nuevas canciones bajo el brazo. 

   Puntuales a las ocho y media hicieron su aparición Marc Rockenberg y su banda, que incluye al ex FUZZ FORWARD Edko Fuzz al bajo y coros, además de Nico a la guitarra y Xavi a la batería. Nada más salir Marc nos advirtió que llevaba una semana resfriado y que iba a hacer todo lo que pudiera. Aun con este contratiempo dieron un bolo más que correcto y muy fluido mientras la sala iba cogiendo ambiente. En media hora les dio tiempo a colocar hasta ocho temas, entre ellos «A way out» de su recién publicado «Go on» (2025), «Looking all around», un tema nuevo titulado, si escuché bien, «Hope to see you» y esos dos temazos que son «Million times» y «Down the line», con unos coros geniales de Edko. Se despidieron con un conato de versión del «You really got me» de los KINKS y le dejaron el escenario bien caldeado a Josh Rouse y su banda. 

   Diez años, lo dijo varías veces durante el show, llevaba JR sin pisar Barcelona. Había muchas ganas de ver al cantautor estadounidense, afincado en España, y de ello dio cuenta la buena entrada en la sala. 

   En formación de cinco, incluyendo un teclado que reproducía fielmente esos arreglos que adornan las canciones de Josh, le acompañaba una banda de músicos de Valencia, lugar donde reside, que se saben al dedillo sus canciones y con los que se nota que se siente a gusto y relajado.

   La excusa, si es que hacía falta una, era interpretar «Nashville» (2005) para conmemorar los veinte años de su publicación. Lo tocaron entero y pudimos paladear exquisitas canciones como «It’s the night time», «Winter in the Hamptons» o «Sad eyes», pero en un extenso concierto, que llegó a casi la hora y tres cuartos hubo tiempo para mucho más.

   Desde confesar que había plagiado a THE ROLLING STONES al componer un tema, o demostrarnos su destreza a la armónica a una parte en la que se quedó solo en el escenario e interpretó una «Quiet town», que de bella ponía los pelos de punta, pasando por un momento, que se hizo un poco largo, en el que invitó a que subieran tres chicas a hacer los coros. Le costó, pero al final subieron tres voluntarias, dando lugar al momento simpático de la noche, hasta las hizo ensayar un poco antes de arrancar la canción.

   Josh es un tipo que cae bien al instante: amable, simpático, es muy cercano y no va de nada. Canta y toca como los ángeles, pero creo que su inmortalidad se la ha ganado como compositor, para muestra el apoteósico final con «Love vibration» y un bis PERFECTO con «Comeback» y «Slaveship», todas ellas de «1972» (2002) el que para much@s es su mejor disco. Los brazos en alto, los estribillos cantados a pleno pulmón y las caras de felicidad que veía a mi alrededor no hacían, sino confirmarme que estábamos viviendo un momento mágico. Gracias Josh por la magia y no tardes otra década en volver.

Texto: Nico García 
Fotos: Pili Pimpinela 


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