KADAVAR
SLOMOSA
Salamandra, L’Hospitalet
17.10.25

Tres bandas en directo obliga a fijar unos horarios incómodos, más siendo un viernes y lo que conlleva la movilidad en Barcelona. No pudimos ver nada de la actuación de la primera banda de la noche, los australianos ORB y su psychedelic rock con influencias de Blue Oyster Cult y sobre todo Black Sabbath.

La sala presentaba una gran entrada y muchos de los presentes acudían al show principalmente por Slomosa, tal y como se pudo ratificar nada más iniciar estos su concierto. Desde las gélidas tierras de Bergen, Noruega, llegaron a L’Hospitalet con intención de dejar impregnada su marca en nuestras mentes. Y comenzaron a tatuarnos su personalidad con el single de 2023 «Cabin Fever», tema corrosivo pero con una línea de bajo a cargo de Maria Moe que invita al continuo movimiento. La batería de Jard Hole sonaba atronadora, fuerte y limpia, porque hay que volver a reivindicar el sonido de esta sala, que es magnífico. Con era base arrolladora el papel de los dos guitarras es más profundo e incisivo; con un Tor Erik Bye que no para de ejecutar solos o provocar feedback con su amplificador, mientras Benjamin Berdois tiene más espacio para cantar y puntear, al mismo tiempo que se pasa medio concierto hablando de marihuana.

Con ese sonido aplastante que gastan los noruegos, dieron un repaso a sus discos hasta la fecha en un show que se me antojó corto, con ocho temas, cuatro por disco.
Sonaron además de la mencionada anteriormente, «Rice», «Battling Guns» y «Monomann» de su álbum Tundra Rock de 2024, mientras que «In My Mind’s Desert», «There Is Nothing New Under The Sun», «Kevin» y «Horses» pertenecen a su álbum homónimo de 2020.
El público cantaba la totalidad de los temas y el entusiasmo se hacía evidente a medida que pasaba el concierto, provocando pogos  pie de escenarios y algún que otro stage diving. Desgraciadamente, el tiempo del que disponían nos dejó con ganas de más, ya que ocho temas a pesar de las disertaciones de guitarra e improvisaciones de jamming, solo dieron para escasos 45 minutos, y aunque la sala demandó un bis casi obligatorio tras su estupenda lección de stoner, la música enlatada nos finiquitó en seco la energía. Sobresaliente esta banda que debe darnos muchas alegrías en el futuro, pues con tan solo dos discos y pocos años de vida se han colado en la élite del estilo.

Tenía mucha curiosidad y por qué no decirlo, algo de pánico por la actuación de los alemanes Kadavar. Su último disco I Just Want To A Be Sound no es nada estimulante, con un cambio de sonido que no parece haber convencido ni a su público ni a ellos mismos, pues solo interpretaron dos temas del mismo. La incorporación de Jascha Kreft en la segunda guitarra y teclado, ha supuesto dotar a la banda de una robustez que quizás antes le faltaba en directo y, por el contrario, no parece haber calado ese sonido pseudo bailable del último álbum. El sonido de la banda en vivo tiene mucho que ver con el técnico que llevan, y tal y como pude ver en el mix de audio, define perfectamente el sonido envolvente que despliegan. El bajo de Simon «Dragon» Bouteloup y la batería de Christoph «Tiger» Bartelt están balanceados casi en su totalidad en la derecha, mientras que la guitarra de Christoph «Lupus» Lindemann lo hace a la izquierda, dejando su voz en perfecto estéreo. Si ya de por sí su sonido en penetrante y denso, con esta ecualización consiguen una sensación de espesor y pesadez definitiva.

Saltaron al escenario con la cara B de su último single «Lies», editado en agosto después del álbum I Just Want To A Be Sound y donde parece que quieran aclarar que retroceden en su sonido. Lo pudimos comprobar rápidamente reproduciendo dos canciones de su álbum debut de 2012, «Black Sun» y «Living In Your Head», con la fuerza de esa segunda guitarra.
La quinta canción de la noche fue la que da nombre al disco extraño, «I Just Want To A Be Sound», pudiéndose comprobar que el entusiasmo del público bajo bastantes enteros, aunque rápidamente se retomó el júbilo al rescatar «Last Living Dinosaur» con esa guitarra tan Black Sabbath y el bajo casi doom. Y esa fue la tónica del show, un retorno al pasado, siendo el álbum más reivindicado el primero del que interpretaron cuatro temas, así como dos del Abra Kadavar, dos del disco Berlín y una de Rough Times; es decir que el concierto se centró en la época que va desde 2012 a 2017, en los primeros cinco años de la banda.
A eso hay que añadir dos piezas del último álbum, más el nuevo single del que también interpretaron la cara A, «Total Annihilation». Kadavar se reivindicaron como una gran banda de psychedelic rock, con un sonido retro y envolvente que ha crecido con la transformación en cuarteto.
Una gran noche de sonidos aplastantes donde Slomosa brillaron con luz propia en el poco tiempo que tuvieron y Kadavar arrasó con un directo demoledor.
Texto y fotos: Take


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