
CAROLYN WONDERLAND
TRUTH IS
Alligator Records
16.05.25
Octavo álbum de la artista de Texas de 52 años, que comenzamos a seguir en Bad Music Radio desde el magnífico Moon Goes Missing de 2017. Estamos ante un disco en mayúsculas, en el cual Carolyn ha volcado todos sus carismáticos conocimientos, conjugando un trabajo sobresaliente desde el principio a fin. Una dosis hermosa de blues y rock, pero también de country, soul, algo de góspel y en definitiva roots music.
A su magnífica técnica con el instrumento, debemos añadir la potente voz que muestra y la espléndida escuela de canto que practica, porque no es igual tener una potente voz, que saber cantar. «Sooner Or Later», surco que abre el álbum, nos muestra un preciosista slide en un blues tejano que in crescendo a media que avanza el tema, mientras la guitarra llora primero de tristeza y más tarde de rabia; espectacular inicio. «Truth Is», tema que le regala en nombre al trabajo, que bien podría pertenecer al repert de John Mayall, su mentor durante años, cuando Wonderland pertenecía a unos Bluesbreaker cambiantes, pero pasado por el tamiz de Dave Alvin que vuelve a ejercer de productor. Fue el propio Alvin quien sugirió el cover de Bob Dylan, «Orange Juice Blues», durante el cual Wonderland se vuelve a lucir con una guitarra penetrante y una voz cruda a base de fraseos semi blues. En «It Should Take» camina directamente hacia New Orleans, con un piano que parece robado al propio Dr. John, donde la guitarra juguetea cercana al jazz. El blues rock regresa con «Tattoos As His Talisman», tema compuesto junto a Alvin, y que incluye uno de los solos de guitarra más brillantes del álbum. Para terminar el resumen de temas, indicando que los no mencionados siguen siendo agradecidos y vinculantes con el resto del disco, nos centraremos en el blues «Blues for Gene», con un piano preciosista de Red Young, que se apuesta el cuello a duelo con la guitarra y sale triunfador; más «Whistlin´Past The Graveyard Again», otro blues con piano y guitarra como protagonistas, de una belleza insultante, arrastrando el tema hacia un desenlace silbado por la propia Wonderland, muy cercano al vodevil.
En resumidas cuentas, es una gozada descubrir un álbum donde su protagonista no cede un ápice de terreno a esa prometedora comercialidad que puede proporcionar el paraíso económico, pero el defenestramiento del alma.
JLBad


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