
El 31 de diciembre de 1984, el batería de Def Leppard, Rick Allen, estrelló su Corvette Stingray en la A57 a las afueras de Sheffield. Allen perdió el brazo izquierdo en el accidente. Se dirigía a una fiesta de Nochevieja en casa de su familia cuando un Jaguar lo adelantó. El conductor lo había estado incitando y no le permitió pasar. En su afán por adelantar, no vio una curva más adelante y perdió el control del coche. Salió despedido del coche, con el brazo izquierdo amputado por no llevar bien abrochado el cinturón de seguridad.

Rick perdió el control de su Corvette Stingray al salir de un giro brusco a la izquierda, el coche vuelca y se estrella contra una pared, el cinturón de seguridad se desabrochó y le arrancó el brazo izquierdo cuando fue arrojado por el techo corredizo.
Pese a que fue llevado de inmediato a un hospital cercano, los médicos intentaron reimplantarle el brazo, pero fue imposible debido a una infección en la zona dañada, momentos de angustia y frustración para Allen que testigos del siniestro dicen solo gritaba “¡Soy un famoso batería de rock!”. Sin embargo, nunca bajó la guardia, ni desistió o vio algún impedimento que lo alejara de sueño como batería… Rick salió del hospital el 29 de ese mismo mes y regresó con la banda a los estudios Wisseloord en Holanda el 22 de febrero.
La banda tenía agendada la presentación para el 11 de enero de ese 85 en el primer Rock In Rio, que obviamente quedó descartada y terminó siendo reemplazada por Whitesnake, a la postre, la revelación de dicho Festival. Si bien en un momento se pensó en reemplazar a Allen, los candidatos tentativos fueron Jeff Rich de Status Quo y Frann Noon, la banda prefirió respetar los tiempos de recuperación de su compañero y junto al mismo Rich y un técnico de Sheffield, Pete Hartley comenzaron a diseñar la que sería su nueva batería, mediante un kit electrónico, con los principales tambores situados frente a él y a su derecha y los principales pedales a su izquierda, con los cuales disparaba el sonido de la caja y los timbales. Mediante a una inclasificable fuerza de voluntad y disciplina, Rick Allen vuelve a la banda, convirtiéndose en uno de los ejemplos de superación más grandes de la música. El debut post-accidente fue en el Festival Monster of Rock en Castle Donington en agosto de 1986, tras una mini gira de calentamiento en lugares pequeños de Irlanda mientras Rick tomaba más confianza, junto a su amigo, Jeff Rich.
En agosto de 1987 cuando, luego de unas maratónicas sesiones de grabación, la banda publicó Hysteria que vendería la friolera de 30 millones de copias, posicionando a Def Leppard como una de las bandas más exitosas de la década del 80.


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