
Born to Be Wild: The Story of Steppenwolf
Oliver Schwehm
2024 | Canadá, Alemania | 100 min.
Intervienen: John Kay, Nick St. Nicholas, Michael Monarch, Mars Bonfire, Cameron Crowe, Alice Cooper, Jello Biafra, Klaus Meine, Taj Mahal, Bob Ezrin, Dale Crover.
Como su nombre indica, se trata de la historia de la banda Steppenwolf, narrada, casi en su totalidad, por John Kay, vocalista, guitarra y líder del grupo, y Nick St. Nicholas, bajista de la formación y quien le disputaba el liderazgo.
El documental es muy ameno, y cargado de imágenes de archivo, aunque muy pobre en imágenes de conciertos, explotando de forma excesiva el tema «Born To Be Wild». Se puede seguir con detenimiento la historia de la banda desde sus inicios, remontándose a los orígenes alemanes de algunos componentes, y desarrollando el relato desde Jack London and the Sparrows, la incorporación de John Kay y su recorte a The Sparrows, el relativo éxito en Canadá, y su emigración a los Estados Unidos para triunfar. La separación y creación de Steppenwolf y su auge y caída.
Como puntos negativos habría que destacar la poca vinculación que se hace de la nefasta relación banda-moteros, que les procuró una fama no deseada, limitándoles el crecimiento. La violencia fue desgraciadamente unida a la historia de la banda, tanto por los Hells Angels, como por otros Motor Clubs mafiosos, y aquí queda como una anécdota.
El peso del relato cae en el bando de John Kay, lo cual desde un punto de vista externo, está bien, pues el ridículo que hizo Nick St. Nicholas, cuando desenterró unos Steppenwolf descafeinados, así como la vergüenza ajena que produce ver que, tras el dictamen de un juez dando la razón y propiedad del nombre a John Kay, siguió arrastrándose por el circo del rock con nombres irrisorios, en más de cuatro formaciones grotescas, le quita la poca credibilidad que podría tener.
No obstante, ni tanto ni tan calvo, no me creo que Kay fuera la hermanita de la caridad que muestran en el documental.
Es una buena excusa, si era necesario, para rescatar los discos de los sesenta de esta banda precursora, para muchos, del sonido heavy metal.
Horrible la imagen de cientos de músicos tocando el «Born To Be Wild» en un estadio de futbol, práctica de moda en este, cada día más gentrificado mundo del rock. Como siempre, las productoras tiran de invitados estelares para reclamar cierto tirón, pero la verdad es que son patéticas las intervenciones, de personajes que no vienen a cuento.
JLBad


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