BAD MUSIC RADIO

JIVE MOTHER MARY
Sala La Textil
29.10.22

¡Qué gran noche la de aquel día! Si bien es cierto que estuvimos esperando más de la cuenta, valió la pena la espera, porque nada más salir al entarimado los de Carolina del Norte y comenzar con «Let Me In», tema que inicia el primer álbum del grupo, «All Fall Down», vislumbramos unas ganas grandiosas por meterse al público en el bolsillo, cosa que adivinábamos nada complicada porque la gran mayoría del respetable, aparecía por la sala con una sonrisa de oreja a oreja por haber asistido al documental «We Love Rocksound, la sala més gran de Barcelona».
Sin embargo, y sin que sirva de precedente y mucho menos de inercia y costumbre, hay que soltar alguna colleja técnica. No se puede entender como una de las piezas claves de la banda, las segundas voces y segundas guitarras, apenas se apreciaban y hasta que no llegabas a primera fila y escuchabas la expulsión de los amplificadores, te quedabas a medias. Una lástima, siendo una sala que siempre ha sonado bien, quizás un mal día lo tiene cualquiera y digo quizás, porque somos muchos los que los tenemos a menudo.

Dicho lo anterior, nada más que reprochar, casi hora y tres cuartos de concierto, un repaso generalizado de todos los discos, donde tuvo menos presencia el último, «8 Tracks», dando más importancia a la globalidad de su discografía, algo que por mi parte fue muy de agradecer. Desarrollos largos, con dobletes de guitarra a la más pura tradición Southern Rock, batería atronadora y bajo de acompañamiento que dejaba todo el protagonismo a los dos guitarristas, mermados de sonido pero no de ganas, comunicación y entrega.

El dúo formado por Mason Keck y Tyler Schulz, los dos guitarristas, son el alma mater de la banda, el segundo le cede el liderazgo al primero que va creciendo a medida que avanza el bolo y va dejándose llevar por la euforia, demostrando que además de tocar magníficamente, tiene una voz poderosa de registros muy variados, alcanzando agudos que pueden provocar tinnitus en quien esté al lado de los altavoces -esa noche no-. Por lo demás, demuestra unas tablas que parecen aprendidas de una lección particular de The Kinks, «Dale a la gente lo que ella quiere» y lo hizo, se entregaba a los fotógrafos, ya fueran equipados con sus fusiles reglamentarios como con pequeños móviles de guerrilla, posaba, se lucía, meneaba más la melena que David Coverdale, cosa que es complicada de conseguir y seguía cantando como si nada, me impresionó.

También me robó el corazón, pues casi acabando «I Tried To Let Go» y sin apenas dejar que los aplausos cortaran la atmósfera del tema, sonaron las primeras notas de «Have a Cigar» del álbum «Wish You Were Here» de Pink Floyd, versión antológica que obligó al público a dejarse el gaznate gritando con Keck, y no quiero señalar a nadie, pero vi a más de un@ que no pierde ocasión para recordarme que Pink Floyd es un coñazo insoportable para carrozas y engreídos, dejándose la laringe y las amígdalas en el tema.

Keck bajo a tocar entre el público, primero él solo, más tarde acompañado de Schulz, para rematar un bolo grandioso con un progresivo «Home Is Where The Heart Is», que dejó a la gente tan extasiada que apenas pidieron bis, coño, como si no les hubiera gustado. Afortunadamente, salieron y nos dejaron dos temas más para redondear la noche, que luego pasa lo que pasa, sales del sótano sudado, en la calle hace fresco y pillas la galipandria de turno… de todas maneras valió la pena, por ver a esta gran banda.
Texto y fotos: JLBad