
El PERRO
XV ANIVERSARIO ROCKSOUND
Sala Razzmatazz 3. Barcelona
13/06/2023
Había mucha curiosidad por ver como se las gastaban en directo EL PERRO, su disco debut «Hair of» (2022) fue una de las sorpresas agradables del año pasado y en un ambiente pre-azkenero, con una buena entrada en la sala, se presentaban por fin en Barcelona cerrando el ciclo de conciertos que han conmemorado los quince años de Rocksound.

La banda que acompañaba al que fuera líder de RADIO MOSCOW entraba, como la buena gastronomía, primero por la vista. El citado Parker Griggs en vanguardia, flanqueado por el ex-guitarrista de los suecos BLUES PILLS, que por cierto iba más fumado que Bob Marley en la boda de Peter Tosh, a la rítmica. En el puesto de bajista una sorpresa, Joaquín Escudero, viejo conocido de Rocksound, cliente asiduo del local y miembro de los desaparecidos y añorados PRISMA CIRCUS. De la sección rítmica se ocuparon dos frikis de mucho cuidado, a los parches un musculado y tatuado efebo con gafas de sol blancas, que parecía sacado de Venice beach y que tenía una pegada que ni Mike Tyson en los ochenta. Y en las congas y maracas, un hermano soul de ritmo endiablado que también tenía pinta de haberse fumado algún que otro cigarro de la risa.

En cuanto a lo meramente musical se refiere, concierto corto, cortísimo. Basado íntegramente el disco que tienen publicado, no tiraron de versiones ni de material antiguo de Parker. Aun con algunos problemas de sonido en el comienzo del concierto que se fueron solventando, las canciones sonaban igual o más poderosas que en estudio, enormes riffs sobre los que levitaba la pantanosa voz de PG. Las congas no son precisamente mi instrumento musical favorito, pero al tipo de banda que es EL PERRO le quedan genial. Son como una jam band de space rock, como si la banda de SANTANA de los primeros discos quisiera sonar como BLACK SABBATH o HAWKIND. Fueron de menos a más, la intensidad no dejaba de subir y la cerveza no paraba de bajar, destacando canciones como «No harm», «Take me away» o «Crazy legs» para retirarse a los cincuenta y seis minutos dejándonos más calientes que el palo de un churrero, y lo que es peor, para regresar a las tablas a hacer un pírrico bis de cuatro minutos. Me cabreó esto porque tanto la banda como la audiencia estábamos enchufadísimos. En fin, un concierto que, de haberse celebrado en otra sala y durado veinte minutos más, estaría a buen seguro entre las mejores experiencias en vivo del año y que se quedó en un bolo de notable. Corto pero bien intenso.
Texto: Nico García
Fotos: Peter Pank Rock



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