The Cinelli Brothers
Festival Blues de Cerdanyola

Bosc Tancat, Cerdanyola
5.10.23

No era precisamente el día perfecto para la actuación de The Cinelli Brothers, jueves, inicio del festival en su segundo fin de semana y la ubicación del Bosc Tancat, donde Cristo perdió el gorro y no fue a buscarlo. La organización consiguió fletar un trenecito para que los aficionados accedieran al espacio, pero tal y como nos contó una integrante del respetable, más bien fue ocupado por personal ajeno a la música, digamos de forma amable, turistas accidentales, que haberlos ahylos. Con puntualidad británica, y pillando desprevenidos a gran número de pacientes clientes del servicio de hostelería del recinto, que es poco más o menos tercermundista, siendo amable, porque decir cavernícola no está muy bien visto, comenzó el concierto.

Situado en primera fila, y sin volver la vista hacia atrás, no pude comprobar que la asistencia había sido numerosa, pero es que tenía que estar a lo que estaba. Era la tercera vez que disfrutaba de un concierto de los Cinelli y me esperaba lo mejor de lo mejor, pero he de reconocer, que una vez más me sorprendieron.
Comenzaron con uno de esos temas que, al escucharlos, notas como una leve brisa te golpea la piel y se eriza el bello de la nunca, de esos que se clavan como una daga en el estómago y obligan al corazón a detenerse para que no provoque ni el menor susurro. «The Very Think That Makes You Rich», del maestro Ray Cooder, penetró en la calurosa noche, abriendo una brecha por donde entramos todos sin remilgos. Es probable que penséis que exagero, pero deberíais haber estado allí para rebatirme, el juego de voces y la solidez góspel que le imprimieron al tema, lo hizo insuperable. La alineación de salida, estaba formada por Alessandro Cinelli en retaguardia, manejando batería, percusión y coros, la línea de defensa la componía su hermano Marco, al teclado y voz, más el pelirrojo Stephen Giry al bajo y también voz, para dejar en punta al hombre del sombrero, Tom Julian Jones, con una voz preciosa, un quejio y lamento portentoso, con su guitarra limpia y llorando. Es importante detallar el esquema de juego, pues a lo largo del concierto se fueron intercambiando posiciones, desconcertando al oponente y ofreciendo una lección de estrategia sobre el tablado.

Reincidieron en ritmos celestiales, con «Dozen Roses» de su último trabajo, el Ep «Lucky Star» en el cual desplegaron las voces de casi todo el equipo. Tocaba cambiar el sistema, por lo que se abrieron por las bandas colando varios singles imprescindibles, «Married Woman», que ralentizaron sin pasarse de frenada; el primer blues propiamente dicho, «Spell on Me», para que la gente dejara de balancearse místicamente y se pusiera a bailar; con «No Place For Me» del disco del 2022, «No Country For Bluesmen» y «Last Cigarrete», habían completado casi una rotación alrededor del escenario. TJ sopló la armónica, Marco se enfundó la guitarra o el bajo y Stephen hacía lo propio, prescindiendo en ocasiones de las cuatro cuerdas, imprimiendo más fuerza e imput a repertorio.
Volvimos a los espirituales con «Prayer» del último trabajo, que como explicó Marco en perfecto castellano, era un tema que compusieron todos juntos, colocando cada uno de ellos estrofas, en las que le pedían a Dios alguna cosa, y que a nosotros casi nos desvencija las cervicales de dar vueltas con la cabeza, para ver quién cantaba… todos.

De esta forma llegábamos a uno de los momentos esperados del concierto, que nos sorprendió en el Bilbao Blues Festival, la extraordinaria versión de diez minutos del clásico «A Million Miles Away», del maestro Rory Gallagher, el momento del simpático y eléctrico Stephen, quien pidió perdón por tocar una canción del genio con una guitarra Les Paul. Maravillosa interpretación.
A partir de ese momento todo fueron aplausos, silbidos, chasquidos de dedos marcando el ritmo, o como les denomino Marco, can-can. Alessandro cantó en varias ocasiones, seguramente porque tal y como contó su hermano, el mayor problema de una banda de blues, es que el batería está detrás y no canta nada. Pero, en The Cinelli Brothers todos cantan de maravilla, todos tocan todos los instrumentos y saben que uno de los efectos hipnóticos para el público es el intercambio de los mismos, incluso en medio de un tema, si puede ser.

Invitaron a subir al escenario a su amigo, Tófol Martínez, para hacer «Grandchildren Of The Blues» y «Last Throw Of The Dice», siendo generosos con su participación, lo que excitó al público, al ver a un músico querido dentro de tamaño espectáculo. Nosotros, nos alegramos de ver de nuevo al bueno de Tófol, con el que tuvimos el placer de trabajar en la edición de 2019 del Benicassim Blues Festival, y a quien le habíamos perdido la pista. El de Tossa de Mar está en plena forma y lo demostró con su colaboración estelar, que al final repetiría. «Last Throw Of The Dice», «Leave It With You» y «Lucky Star», finiquitaban el trabajo del mismo nombre que venían a presentar y donde la musicalidad, ha dado un paso de gigante, no tienen miedo a desplegar más el abanico, si el viento que produce es propicio. Por eso el concierto fue diferente a los anteriores y seguramente, no se parecerá a los del futuro. La banda quiere sorprender siempre, que el público esté perdido, que no se esperen lo mismo de siempre y lo ponen en práctica de manera meticulosa. Alessandro, también tuvo su momento de gloria con el solo de batería, durante el que ni cantó, ni rapeó, como en el Festival de Blues de Santa Coloma de Gramenet.

El final del concierto se acercaba, a la misma velocidad, que el minutero corría peligrosamente a marcar las dos horas criminales. El ataque final era a degüello, como si no se quisiera llegar a la prórroga. Nada mejor que hacerlo con dos rhythm & blues acelerados, donde quien se lució fue Marco Cinelli con la guitarra, «Choo Ma Gum» y «Mama Don’t Like You», alargada para la despedida no aceptada.
Poco se hicieron de rogar y acometieron el tiempo extra, con Tófol de nuevo en el escenario, para regalarnos una versión muy vacilona y divertida de «Save Me» de Aretha Franklin y el despiporre generalizado con «I´m a Rocker», donde Marco Cinelli se tomó al pie de la letra el libre albedrío, desnudándose poco a poco, a medida que caminaba el tema, se cambiaba el bajo con Stephen y terminaba el clásico del rey del rock’n’roll, Chuck Berry, en calzoncillos… ¿Por qué? Pues porque hacía calor, sofocante y había avisado durante el concierto, que terminaría saltando a la piscina de atrás del escenario, cosa que hizo y fulminó de raíz, la petición de penaltis… ¿Para qué? Si ganaron por goleada. Cerdanyola se escribió, la noche del jueves, con la «C» de The Cinelli Brothers.
Texto: JLBad
Fotos y video: Cecilia Blues


Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Una respuesta a “Cerdanyola se escribe con «C» de Cinelli Brothers”

  1. Que desastre el bar, colas interminables, se te quita el hambre… Molaba más la barra de antes del propio festival con esos bocatas de buti tan buenos ….

    Me gusta

Replica a Myriam Rius Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo