KING SAPO
MARAGDA
Bluegrass Bar La Traviesa
, Torredembarra
1.09.24

Hacía muchos años que no pisaba La Traviesa para ver un concierto, de hecho, ahora que lo pienso, en este siglo no me he dejado caer por allí. Fui a escoger una noche magnífica para visitar uno de los locales más carismáticos de Catalunya. Comenzamos de esta manera un mes de septiembre caótico en conciertos, único consuelo para aquellos que nos quedamos sin vacaciones; ya se sabe que la música alimenta el alma y rejuvenece el espíritu.
Era un cartel de los que hay pocos, con un doble programa que quitaba, a priori, el hipo y que cuando terminó la noche nos dejó sin aliento, para el regreso por carretera a la moribunda Barcelona; King Sapo, más Maragda, como para no ir.

No era de los que pensaban que se iban a encontrar un telonero acorde con King Sapo, sabía perfectamente a lo que iba. Es más, llevaba tiempo por echarme a la cara, encima de un escenario, a este trío del Vallés Oriental, que en mi humilde opinión, son los culpables de uno de los mejores discos que se han editado este año en nuestro país, Tyrans, una obra de psicodelia progresiva que asusta, por la juventud de estos chavales.
Curiosa la reacción del público, que en un principio estaban por otra cosa, salvo el grupo de acólitos de Rocksound, que estábamos al pie del cañón. Parte de ellos, les habían visto de teloneros, de no recuerdo la banda, el que escribe no, era la noche de perder mi virginidad en su música en vivo.
Cualquier duda que pudiera tener, sobre la hipótesis, bastante dudosa, que no pudieran defender con dignidad el álbum, se despejó en el primer tema, «Tyrans», que abre el disco y le da nombre. ¡Madre mía! Sin decir, ni media palabra comenzó el wha-wha a escupir fuego, y se produjeron casi ocho minutos de auténtica mágica.
También provocaron que el resto del personal dejara, lo que quisiera que estuviera haciendo, y se plantará delante del escenario para arropar a la banda.

Ellos, como si estuvieran en el local de ensayo, una tras otra, sin soltar prenda. Flotaron en el ambiente «Skirmish», «My Only Link» y la espacial «Godspeed». La música bien hecha y ejecutada, acorde con la energía de un directo, aligera la mente, mucho más que las fragancias que flotaban en el ambiente.
Parcos en palabras, generosos en vibraciones, interpretaron seis de ocho, la mayoría del disco, para dejar al final, un resquicio al pasado no muy lejano, «Beyond The Ruins» de 2021, «The Reckless», sencillo de 2023, y terminar con «Hermit», de nuevo del 2021, integrado en el disco homónimo de debut.
He de decir que el tema «Loose», es de lo mejor que he escuchado en psicodelia, y me puedo remitir a muchos años atrás, pero su interpretación, esa noche, fue majestuosa, jugando con las voces apaciguadas y la energía posterior de la secuencia musical. Ahora están por Europa, pero no os perdáis un bolo suyo allá donde lo anuncien, son de lo mejor que se puede ver, si te gustan los sonidos lisérgicos.

Tras muy poco tiempo de espera, subió al escenario King Sapo, con todo el gallinero alborotado, y un calor que, en lugar de desaparecer, dejó claro que no se perdía el concierto. No se movió un alma del patio de La Traviesa, y el ambiente etílico se podía palpar en el ambiente y en los pisotones. Punto malo de estos conciertos, que si los quieres ver completos, como es lógico, has de ir en coche, porque nuestra querida red de ferrocarriles es muy puritana y se va a dormir muy pronto; por lo que el alcohol hay que verlo desde lejos, ya sabes lo que aconsejaba Stevie Wonder.

La banda optó por comenzar como una locomotora descarrilada, y de esta manera nos echaron encima, sin avisar, «Te sigo, te huelo» y «Desorden», provocando el idem en el recinto. Es lo que ocurre con los conciertos de King Sapo, que terminas cantando a grito pelado, más que escuchando, pero la energía que recargas en su show, te alimenta de felicidad para toda una semana. Son conciertos que deberían estar recetados por los facultativos, para curar la depresión y la tristeza.

Jesús volvió a ser apagado, por los cánticos de la gente, en «Hasta Nunca», último single editado, en el que cuentan con la colaboración de Tarque. Me sorprendió la contundencia del tema en directo, mucho más energética.
La banda se lo estaba pasando bien, como comentaban, estaban en casa, pues desde hace años han tocado numerosas ocasiones en La Traviesa. Se notaba por el cariño del público y su entrega, que contrarrestaba los problemas de audio que producía uno de los altavoces de la P.A. Ante ellos, la banda se mostró con una pericia absoluta, sin decir ni pío, dejando que el técnico trabajara. Es deformación profesional, lo sé, pero no soporto las bandas que se pasan media actuación quejándose del sonido, y que lo único que consiguen es, una de dos, que el técnico se ponga nervioso o se cabree, ninguna es saludable para el show.

Jesús intentaba tirar a José Alberto, se descalzaba, se volvía a calzar, un perro pasaba por medio del escenario, J. Alberto se daba golpes en la cabeza, por el tsunami de energía emanada, y en primera fila, público filántropo les sacudía el sofocante bochorno con abanicos… ¡Esto solo puede pasar en un bolo de King Sapo!


De esta forma, entre cánticos y calor, entre cervezas, abanicos y cigarros vitaminados, llegamos al final del concierto, con «Hablando con árboles», un final, que desde luego no estábamos dispuestos a claudicar sin oponer resistencia, a base de gritos y aplausos.
Pero la verdad sea dicha, la resistencia fue reprimida por una guitarra acústica, con Jesús cantando sin micro, sentado en el borde del escenario, rodeado de su público y ante un silencio sepulcral, dos rondas de «Libre». Uno de esos momentos, donde los beatos dicen que ha pasado un ángel, pero que, como ateo militante, me pareció un instante mágico, muy complicado de localizar alejado de la música, transformando, como por arte de brujería, una noche calurosa en una mágica en La Travi.

El resto del bis fue la bola de demolición que arrasó con todo, incluyendo un cover, que no tengo muy claro si fue del «Natural Blues» de Moby, o «Trouble So Hard» de Vera Hall. El motivo es muy sencillo, la desfachatez del modernillo de Moby, que ha plagiado al bluesman, sin tener la decencia de incluirle en créditos, y no es por nada, si no fuera por ese tema, estaría comiéndose los mocos todavía. Os he dejado los links para que decidáis.

Una noche perfecta en La Traviesa, con dos bandas increíbles, King Sapo y Maragda, tanto que el regreso a la ciudad muerta, fue con una sonrisa de oreja a oreja. Lástima no poder estar en el concierto del 27 de septiembre en el Rock & Blues de Zaragoza, donde King Sapo actuará en los festejos del décimo aniversario de The Kleejos Band, pero nos veremos las caras de nuevo en Barcelona, el 9 de noviembre en la sala Laut, junto a Saturna.
Texto y fotos: JL Bad


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Una respuesta a “NOCHE MÁGICA EN LA TRAVI”

  1. […] ganas por ver a King Sapo en directo, la última vez fue en La Traviesa y como siempre nos dejaron con un estupendo sabor de boca, pues en realidad es una de las bandas […]

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