RYAN ADAMS. HEARTBREAKER ’25 WORLD TOUR
Paral.lel 62
. Barcelona 
28/03/2025

Llevo días barruntando esta crónica, por diversos motivos me había sido imposible redactarla hasta ahora y creo que es mejor así. Si la hubiese escrito el viernes después del bolo, o el sábado por la mañana, hubiera sido bien diferente. En los días que han pasado he estado reflexionando y, al no estar en las redes sociales, apenas he leído opiniones y comentarios acerca del concierto. Por tanto, esta es mi crónica, meditada y reposada, sobre lo vivido y sentido el pasado viernes veintiocho de marzo en la sala Paral.lel 62.

   En toda mi vida conciertil, unas tres décadas ya, jamás había sufrido tanta incertidumbre antes de un concierto. A mi condición de fan total de Ryan Adams y los consiguientes nervios por verlo otra vez después de ocho años (Cruïlla 2017), se sumaban las noticias, nada halagüeñas, que llegaban desde Europa, por donde estaba girando, acerca de su comportamiento errático, sus comentarios inapropiados, sus cansinos parones entre tema y tema, etc. Ryan nunca ha sido un artista fiable en directo, eso lo sabíamos. Da una de cal y una de arena, pero es que además, su salud mental últimamente no parece que esté del todo fina, y no hay que olvidar los problemas que tuvo no hace mucho, cuando se vio salpicado por un escándalo sexual, que si tienen ustedes curiosidad por los detalles ya lo buscan en Google, que a mí me da reparo escribir acerca de estas cosas.

   Con todo esto en mi cabeza pasé el día, contando las horas para el bolo, preguntándome sin cesar si iba a ver el concierto de mi vida o una mierda como un castillo. Por fin llegó la hora y la sala presentaba un aspecto estupendo, con todo vendido hace meses y había una expectación enorme. La puesta en escena merece una detallada descripción, sobre tres alfombras persas de las buenas, descansaban un viejo piano de madera clara, un mini set de batería, varias guitarras en semicírculo, un taburete, un atril con papeles y un perchero de pie. Todo como muy americano de principios del siglo pasado, como si THE BAND fueran a tocar un acústico. El show comenzó con retraso, pasado un cuarto de hora de las ocho, habiéndose adelantado esta hora, a mitad de semana, estando programado en origen a las nueve, con las consiguientes molestias para el sufrido fan (que las personas normales trabajamos, Ryan). Así que en estas salió a escena el de Jacksonville, bien combinado con la puesta en escena, traje de tres piezas, rollo profesor de literatura americana, unos kilos de más, pelo muy corto y unas gafas redondas de chiflado. Va de artista maldito, de iconoclasta, ya lo dijo durante el concierto, «tengo cincuenta años y hago lo que me da la gana». El concepto de la gira es celebrar los veinticinco años de su debut discográfico en solitario Heartbreaker (2000), interpretándolo entero. Él mismo explicó al principio que el show constaría de dos sets, primero el disco entero y luego peticiones y lo que surgiera. Así las cosas, y tras un numerito, que me pareció algo preparado, en el que invitó a los fotógrafos que estaban en un lateral a subir al escenario y ponerse detrás de él, comenzó a desgranar el citado disco. Se toma su tiempo el amigo en coger la guitarra, afinarla un poquito, colocarse el arnés de la armónica, pero cuando arranca a tocar y a cantar se abren las puertas del cielo, un sonido en la sala majestuoso, y un silencio monástico el del público que era un instrumento más. La batería solo se utilizó en un tema, también se incorporó un bajista, y durante esa única canción en la que se hizo acompañar, soñamos con una gira con banda al completo, y con un Ryan más cuerdo, menos gilipollas y en recintos más grandes. No piensen que no lo disfruté, fue maravilloso escuchar un disco que me fascina como Heartbreaker, interpretado en directo por uno de mis artistas favoritos, pero todo tiene un límite, y Ryan, si no lo cruzó, estuvo casi a punto. Las parrafadas y la interacción con miembros del público hacían gracia al principio, pero conforme avanzaba el concierto eran más largas e insufribles. Además, no se escuchaba nada a veces porque se alejaba del micro. El anunciado «segundo set» fue más un largo bis que otra cosa, cinco o seis temas, tras un parón cortar rollos de media hora, y ni siquiera la majestuosa «Come pick me up» con la que terminó, fue suficiente para quitarnos la sensación de que Ryan Adams no nos da lo mejor de sí mismo, que es algo exigible cuando has pagado sesenta euros por ver a un músico en solitario. 

   Lo mejor de la noche, ese público de Barcelona, respetuoso, paciente y educado, que soportó estoicamente las tonterías de Ryan, al que, con el corazón de fan en un puño, tenemos que dar un suspenso. 

Texto: Nico García 

Fotos: Pili Pimpinela 


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Una respuesta a “PULGAR ABAJO PARA RYAN”

  1. Lo vi hace muchos años en una presentación de un disco suyo en el FNAC…….. vamos , sin insultar , un impresentable !! ….. A PESAR DE ELLO tengo ese disco ……. .pero a partir de ahi …….. para mi como si no existiera. Lo siento. Saludos Jordi Monguillot

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