Cristina Scabbia. Lacuna Coil

Motocultor Festival 2025
Carhaix-Plouguer, Francia
14, 15, 16 y 17 de agosto. 

Contexto y atmósfera previa 

En el corazón de Bretaña, en la población de Carhaix-Plouguer, se alzó una vez más uno de los santuarios metaleros con más impacto de la escena musical gala: el Motocultor Festival, que en 2025 celebró su 16ª edición del 14 al 17 de agosto, extendiéndose a lo largo de cuatro intensas jornadas en un entorno rural cargado de misterio y bruma oceánica. 

Situado cerca del emplezamiento de uno de los festivales más conocidos de la escena metalera, el Hellfest (concretamente a unas 3 horas en coche), el entorno aportó una atmósfera salvaje y antigua, mientras que un cartel diverso incluyó desde veteranos del metal como Machine Head y Dimmu Borgir hasta propuestas folk o post-rock como Eivør o Mogwai. También tuvieron lugar en el cartel bandas como Blind Guardian, Cult of Luna, Extreme, Trivium, Fear Factory, Lacuna Coil, Kataklysm, Landmvrks y Between the Buried and Me, consolidando este festival como uno de los más diversos dentro de la escena rock y metal de entre toda la oferta cultural del país. También hubieron algunos cambios en el Line-up de última hora, concretamente, las bandas Rectal Smegma, Enthroned y Ill Niño fueron reemplazadas por Sublime Cadaveric Descomposition, Darkenhöld y Tenside. 

Bajo la dirección de Yann Le Baraillec, el festival fue renovando tanto su distribución física -mucho más alargada que en su edición anterior- como su propuesta cervecera, incorporando más variedades locales, con variedades de cerveza artesana (incluso con variedades híbridas como la cerveza-sidra) que honraban la tradición bretona con un toque más actualizado.

 

Jueves 14 de agosto — Apertura ritual y bienvenida

La tarde comenzó en un cielo encapotado, mientras la multitud iba llegando al emplazamiento del festival. Conforme avanzaba la jornada, la música dejó paso a un rito colectivo: puestos de instrumentos artesanos como el de Beardys Guitars (confeccionadas a mano por el luthier Jean-Baptiste Martinez, con el que pudimos intercambiar algunas palabras sobre el cariño con el que elabora cada instrumento), junto a mercados de vinilo; mientras chimeneas y espectáculos de fuego iluminaban el suelo pisado por miles de botas metaleras y, por qué no, también por atuendos de lo más eclécticos, incluso caracterizados. La comunión era palpable: no era un espectáculo, sino una ceremonia compartida.

El primer día del Motocultor 2025 no empezó con estruendo, sino con liturgia. A medida que las furgonetas, carpas y vestimentas negras invadían el paisaje, la atmósfera se impregnó de expectativa. Un jueves más contemplativo que explosivo, pero no por ello menos intenso.

Sobre el escenario progresivo, bandas como Lazuli o Magma crearon una atmósfera hipnótica que se expandía por los bosques circundantes bajo una mágica niebla marítima. La primera jornada contó también con la precisión progresiva de Tesseract, mientras sus atmósferas densas abrieron brechas poco antes de que bandas como Ne Obliviscaris desplegaran su metal extremo a lo largo y ancho del escenario. 

A la vez que los técnicos Tesseract se apoderasen del Dave Mustage, Me And That Man, el proyecto oscuro y bluesero de Nergal (Behemoth), tiñó el escenario Bruce Dickinscene de sonidos del Delta del infierno. Riffs lentos, sombreros vaqueros y una narrativa satánica con perfume de Johnny Cash. Fue una ceremonia de fuego lento, un whisky de medianoche servido antes del ocaso.

Uno de los puntos álgidos de la noche fue el de Mogwai, titanes del post-rock instrumental. Su actuación fue una experiencia cinematográfica. Sin necesidad de una sola palabra, tejieron muros sonoros que elevaron el festival a una dimensión onírica. Con luces tenues y crescendos que parecían eternos, su show dejó al público en una especie de trance emocional. Muchos no sabían si aplaudir o quedarse callados por respeto al silencio que seguía a cada estallido sonoro.

Una de las sorpresas del día fue la aparición de DIIV, ofreciendo un set más shoegaze/post-punk, inusual en el contexto general, pero bien recibido. Sirvió como pausa introspectiva, un contrapunto entre tanto cuero y distorsión.

El día 1 no fue el más ruidoso, pero sí uno de los más espirituales. Fue el encendido del incienso, el trazado del círculo mágico, la llamada al aquelarre sonoro que estallaría los siguientes días.

Lacuna Coil

Viernes 15 de agosto — Oscuridad sinfónica y visceralidad

Llegar al segundo día fue como atravesar un portal: un desfile de estilos se convirtió en una alameda de emoción brutal. Éste inició con la crudeza de bandas como Benighted y Heriot, y la majestuosidad gótica de Lacuna Coil, con una Cristina Scabbia que no dejó de mostrarse cómplice con el público que se agolpaba ante el escenario. El ambiente se densificaba con cada banda, como si el suelo se preparara para aguantar el peso de lo que vendría. Por su parte, los franceses Klone, con su rock instrospectivo, se apoderaron del público que se encontraba frente al escenario Massey Ferguscene. Y es que, pese a no ser cabezas de cartel, podía notarse entre el público local que eran muy esperados dentro de la oferta del festival, haciendo una vez más las delicias de las criaturas que, como quien escribe esta crónica, disfrutan de la atmósfera tanto como del contenido. 

Simultáneamente a uno de los platos fuertes del festival, Eivør transmitía una poética nórdica que contrastaba con la brutalidad circundante. En otro escenario, justo después Sólstafir aportó melancolía ártica y  Tribulation desplegó una atmósfera de misterio con un sonido más que sólido. 

A las 21:00h, el escenario Dave Mustage recibió a un hombre que no necesita presentación: Kerry King. Acompañado de su banda, el co-fundador de Slayer ofreció un concierto intenso, agresivo y sin concesiones. Su presencia imponente, su guitarra como arma y su repertorio —mezcla de temas propios y homenajes al legado Slayer— fueron recibidos con devoción y algo de nostalgia. El mosh pit no tardó en abrirse, mientras los cuellos sufrían de un headbanging sin tregua. 

Dimmu Borgir

Pero si Kerry fue el fuego, Dimmu Borgir fue la noche. A las 23:00h, el escenario se transformó en una catedral negra. Velas digitales, luces frías, humo y atmósfera ritual: la banda noruega apareció como señores de un aquelarre, marcando el inicio de un show que fusionó brutalidad con belleza operática. Su black metal sinfónico sonó inmenso, como si las montañas escocesas se hubieran trasladado a Bretaña. Mientras, Finntroll arrastraban a la gente en un festín brutal de folk-metal bailable. Le siguieron bandas como Ihsahn y su virtuosismo extremo o Carpenter Brut, que envolvieron a la multitud en una ola retro-sintética que levantó una marea de sudor, nostalgia y transgresión sonora.  Muchos asistentes confesaban haber sentido escalofríos. Y no solo por el frío del viento nocturno. 

Pero esto no era el final de la jornada. Después de la última banda, se sucedían eventos tan multitudinarios como casi tradicionales en la historia del festival, como son las batailles de brutal poubelles, que consisten en tumbar al equipo contrario a bordo de contenedores de basura al más puro estilo Jackass. Sin duda, y pese a lo bizarro del tema, ya han sentado cátedra entre los asistentes al festival. 

Sábado 16 de agosto — Energía extrema y diversidad sonora

El sábado fue una tormenta de climas, constituyendo una auténtica celebración de la variedad. Desde el death metal melódico de Hiraes hasta los noruegos Enslaved, pasando por propuestas como las de Skeletal Remains, Paleface Swiss o Møl la sensación era de estar paseando entre planetas. Cada escenario proponía una identidad, un lenguaje, un sonido.

Les siguió la potencia frenética de Extreme, con unos Gary Cherone y Nuno Bettencourt (al que pudimos ver recientemente en el concierto despedida de Ozzy) más que en forma, justo antes de los japonenes Envy, que sin duda fueron uno de los más aclamados de la jornada entre los más amantes del post hardcore y los sonidos atmosféricos (entre los que se encuentra una servidora).  

Pero el clímax fue, sin duda, la actuación de Trivium a las 23:10h. Ofrecieron un show eléctrico y afilado,  lleno de agresividad rítmica y con un Matt Heafy a la cabeza que levantó mosh-pits de pura combustión. 

Sonaron temas tan contundentes como “In the Court of the Dragon”, y es que no soltaron al público. “The Sin and the Sentence” y “Until the World Goes Cold” se cantaron a todo pulmón por miles. El sonido fue impecable, los visuales envolventes, y la conexión con el público instantánea. Matt, siempre sonriente, no dejó de interactuar con el público y la respuesta fue ensordecedora. Fue el tipo de concierto que deja a uno con la piel erizada y el corazón lleno. Trivium no solo demostró madurez, sino que conquistó Carhaix.

Cult of Luna llevó su sludge atmosférico a nuevos picos de intensidad, arrastrando a los asistentes a un trance en el que los cuerpos se movían al ritmo de una alquimia sonora. A su vez, unos Batushka solemnes y teatrales, pisaban uno de los main stages para embrujar a todo el público presente, como si de una Santa Compaña se tratara. 

Cada escenario era un territorio distinto, pero todos convergían en el mismo espíritu de catarsis colectiva.

Domingo 17 de agosto — Cierre épico y despedida ritual

El último día reptó gradualmente hacia lo épico. Bandas como Ensiferum (que como fun fact, tuvieron que actuar sin su característica indumentaria y con instrumentos prestados, después de que la compañía aérea extraviara su equipaje), Margarita Witch Cult, Locomuerte, Fear Factory y Monolord,  dibujaron un lienzo oscuro donde sus apuestra musicales se volvieron trance. Por su parte, bandas como Gaupa, o Primordial seguían dibujando la experiencia con su miseria sublime. 

Between The Buried And Me mostraron nuevamente un virtuosismo extremo, como lo hicieron también Harakiri For The Sky. Destacar la marea de crowdsurfers que se apoderó del público durante los potentes Landmvrks, siendo sin duda uno de los momentos más recordables de la jornada. Justo después, Blind Guardian inundaron el ambiente con himnos que deleitaron a los más nostálgicos del heavy metal. Tras estos, irrumpirían en el escenario Supositor Stage los que fueron los reyes del espectáculo escénico y la pirotecnia, los bélicos Kanonenfieber. Y es que no era necesario ni siquiera conocer un tema de la banda para disfrutar del increíble espectáculo visual que ofrecieron durante todo el repertorio. 

Tras cuatro días de intensidad, sudor, cerveza y gloria metálica, la noche del domingo albergaba el último gran acto, y también el más esperado: Machine Head.

Machine Head

Un poco más tarde de las 00:05h, y después de sonar como intro los 6 minutos de Bohemian Rhapsody de Queen, bajo una luna rota por las luces del escenario, Robb Flynn tomó el micrófono mientras el público estallaba. Lo que siguió fue un set salvaje, emotivo y absolutamente demoledor.  Sonaron los clásicos de la banda pero también temas de su último trabajo Unatoned, haciendo temblar los árboles del recinto. Pero no por brutal fue menos festivo, ya que no faltó un desplieque de conffeti e incluso dados hinchables con el logo de la banda, que aportaron un tono mucho más disfrutable al que sería el cierre del festival. 

Flynn, con voz rota y el alma entera, habló al público como a una familia. “Estamos emocionados de cerrar nuestra gira en la que es nuestra primera vez en el Motocultor festival”, dijo. Y lo demostró. Cerraron un bolo supremo mientras el público formaba un wall of death que pareció dividir Bretaña en dos. La energía fue total: Machine Head lo había dado todo. El festival terminó con una ovación tan larga como intensa. 

Pero no menos importante fue la actuación de los británicos Green Lung, con su stoner doom, que pese al mal emplazamiento en el cartel (coincidiendo con Machine Head), fueron igualmente muy bien recibidos por el público del festival, y sin duda aportaron calidad y atmósfera al cierre de unos 4 días de música y devoción por el metal compartidos. 

La oscuridad se hizo, y con ella, el silencio tras la tormenta.

Lo que sabemos de la edición del Motocultor 2026 

Durante la que fue la última jornada del festival, la organización publicó también un esbozo de lo que será la próxima edición, emplazada también en la población de Carhaix, y constituyendo un avance de la misma bandas como Slaughter to Prevail, Godsmack, Airbourne o Soen. Y es que la próxima edición se viene cargada de riffs potentes, energía y sobre todo, pasión compartida por el metal en todas sus formas y presentaciones. 

Batushka

Epílogo — Legado, ritual y comunidad

Motocultor 2025 no fue solo una cadena de conciertos, sino un ritual compartido. Bajo cielos llenos de historia medieval y golpes de riff ancestral, el festival ofreció refugio a quienes buscan en la música una comunidad. La combinación de escenarios diversos y cerveza local, la mezcla de veteranía y novedad, y la conexión con el entorno rural bretón consolidaron su identidad como más que un festival: un viaje hacia lo primigenio.

Fue un lugar donde el metal no se consume, sino que se vive, se grita, se respeta. Los moshpits fueron círculos rituales. Las tiendas de campaña, fortalezas de fraternidad. El sonido no fue fondo, fue protagonista. Los asistentes no fueron público, sino peregrinos.

Carhaix sigue siendo ese rincón donde cada agosto, lo ancestral y lo moderno se dan la mano bajo una bandera negra que no representa destrucción, sino identidad. Y qué suerte poder vivirlo.

Texto: Cristina Martínez
Fotografías: Cristina Martínez / Alex G.S


Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Una respuesta a “MOTOCULTOR FESTIVAL 2025: CUATRO DÍAS DE FERVOR EN LA BRETAÑA FRANCESA”

  1. […] Si quieres ver la crónica al detalle y con imágenes adicionales, ve a Bad Music Radio clicando aquí […]

    Me gusta

Replica a MOTOCULTOR FESTIVAL 2025: Metal y comunión sonora vuelven a reunirse en su 16ª edición – Aftermath: el eco después del sonido. Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde BAD MUSIC RADIO

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo